Llegar a lugares apartados y empobrecidos donde solo es posible montado en un caballo o en burro y adonde políticos no han llegado para constatar una labor social que luego es premiada, es una gran satisfacción de los “Premios Brugal cree en su gente” que arriban a 25 años a través de los cuales han beneficiado a 126 instituciones que trabajan en pro de la educación, la cultura, la salud, el desarrollo comunitario, la asistencia social y el medio ambiente.
Para la Fundación Brugal también es motivo de orgullo que las entidades reconocidas sirvan de modelo de integración y empoderamiento social.
Estas valoraciones fueron hechas por Virginia Cabral Arzeno, presidenta de la fundación Brugal, y los jurados de los premios Arelis Rodríguez, Bernardo Vega, Néstor Sánchez y Freddy Ginebra durante su participación en el Almuerzo Semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, en el cual también participó Luis Concepción, gerente de Comunicaciones.
Cada institución reconocida en uno de los seis renglones recibe un premio metálico de un millón de pesos. Además entre las premiadas se escoge una para el “Gran Premio”, a la que se le adicionan 1.5 millón de pesos. Hasta la fecha, la firma Brugal ha entregado 98 millones de pesos por concepto de los premios.
“El hecho es reconocer aquellas instituciones que hacen la diferencia en su comunidad”, expresó Cabral.
Detalló que en estos 25 años han estado presentes en todo el país con obras que dan sentido al premio.
«Cada año descubrimos esas instituciones que están creando un impacto en su comunidad», dijo.
Mientras que Rodríguez resaltó que han llegado a lugares lejanos a caballo o en burro, encontrando a gente con sentido de desarrollo, pero sobre todo solidaria, que apoya a enfermos de cáncer, que ayuda en un hospital o en una escuelita.
“Es un privilegio ser testigo de que cosas impresionantes pasan en nuestro país y que pertenecemos a una organización que cree eso y que lo reconoce», dijo y agregó que nunca se ha entregado un premio a quien no lo merezca.
Ardua labor. Los miembros del jurado, que son 13 en total, dedican cerca de seis meses a estudiar los expedientes y acudir a las comunidades a verificar el impacto del trabajo de las entidades que son candidatas al premio.
Ginebra definió como gratificante el proceso de campo pues ahí tienen la oportunidad de verificar la mano solidaria de aquel dominicano que actúa sin esperar un aplauso.
«Tenemos contactos con instituciones que luchan por el dominicano, que tienen fe en el país, que en silencio hacen maravillas y descubren el milagro de lo que están haciendo, eso me llena de fortaleza», dijo.
Es por esto que está convencido de que en el país hay más gente buena que mala y que el dominicano es muy solidario y trabajador.
De su lado Vega indicó que ellos han llegado a lugares donde no han ido los políticos y donde son sorprendentes las iniciativas que realizan diversas entidades, muchas vinculadas a la iglesia.
Criterios y seguimiento. Vega explicó que entre los criterios para la selección están si la entidad recauda fondos, si tiene apoyo internacional, si las personas son voluntarias, cantidad de beneficiados, entre otros aspectos.
En cuanto al seguimiento, los jurados explicaron que se supervisa si hay buen uso de los recursos y que hasta el momento no ha habido ni un caso que la entidad beneficiaria se haya desaparecido.
Dijeron incluso que en la planilla para optar por el premio hay una pregunta sobre en qué se usarían los recursos, lo cual posteriormente es verificado.
Además al año de ser reconocida, la entidad presenta sus resultados.
Crean modelos. Para Sánchez, uno de los legados de los premios es que el fortalecimiento de los modelos de organizaciones de la sociedad civil pueden ser replicados a otras comunidades.
«Hemos ayudado a forjar 126 modelos que sin lugar a dudas han servido como una demostración de lo mucho que se puede hacer, creo que este es uno de los mejores aportes», dijo.
Tanto Cabral como Rodríguez indicaron que los premios buscan además crear institucionalidad. «Se premian instituciones, no personas”, dijeron.