El momento político de República Dominicana reviste especial importancia porque la reforma electoral para crear el fundamento jurídico que elimine inequidades que pesaron en los pasados comicios debe emprenderse desde ya mismo, aunque tome tiempo completarla. Y debe comenzarse en guardia contra el riesgo de que los factores dominantes en el accionar del poder pretendan obrar para que la innovación legislativa que conviene al interés nacional sea, por el contrario, mediatizada. Podría estarse aspirando a que lo comicial siga bajo el embudo actual, que los partidos se resistieron a convertir en un instrumento justo. Riesgo existe además de que la esperada recomposición de altos organismos de decisión sirva para extender su mismo perfil de influenciables y doblegables al interés político.
Los cambios imprescindibles para rodear de confianza los actos de entidades de funciones administrativas y contenciosas importantes para la nación, y no solo en lo electoral, devendrían como es lógico del Congreso y del Consejo Nacional de la Magistratura; pero en esos niveles existe también la muy preocupante posibilidad de que la supremacía partidaria, avalada recientemente por la votación nacional propicia a la permanencia de desequilibrios en el ejercicio del poder, asuma decisiones avasallantes. ¡No lo hagan! Permitan que se avance hacia el arbitraje imparcial y que la República supere debilidades.

En nombre de los maestros

En este Día de los Maestros cabe referirse con énfasis y sensibilidad a la crucial misión que la sociedad les encomienda: educar en un país que tiene mucho por hacer todavía para escolarizar extensamente a sus ciudadanos so pena de quedarse en el atraso, objetivo que necesita de muchas escuelas nuevas y primordialmente de formar docentes de alto nivel pedagógico.
Para hablar entonces constructivamente de los señores que cumplen la tarea de educar hay que dirigirse en actitud de súplica a quienes tienen en sus manos los destinos del país desde el poder. Hablarles en nombre del derecho que asiste a los dominicanos y obliga el Estado a ocuparse celosamente de su total acceso a aulas dignas. Al tiempo de saludar lo nuevo que hace el Gobierno por la Educación, se desea que ponga más énfasis aun en la formación magisterial.