Prepararse ante el temible ébola

Prepararse ante el temible ébola

El ébola es altamente letal y contagioso, y además no tiene cura conocida por el momento. Esas características representan un serio desafío para cualquier sistema sanitario, inclusive de países avanzados, como Estados Unidos y España. “Estar preparado” para enfrentar casos de ébola es todavía una capacidad que se limita al dominio preciso de todos los protocolos de manejo, transporte y aislamiento de personas afectadas, para disminuir los riesgos de propagación. Algo que ha alarmado a las autoridades de Estados Unidos y España es que inobservancia en algunos protocolos, en ambos países, podrían determinar que haya más casos de ébola que los de un liberiano fallecido en Texas y una auxiliar de enfermería aislada en Madrid.

El director de Emergencias y Desastres del Ministerio de Salud Pública, doctor Séntola Martínez, ha afirmado que el país está preparado para dar respuesta rápida ante cualquier caso sospechoso de ébola que llegue al Aeropuerto Las Américas. Aquí hay muchos aeropuertos y puertos, y para colmo, tenemos una frontera con coladeros incontrolables. Eso plantea un desafío muy serio para nuestra real capacidad de respuesta ante una eventualidad como el ébola. “Estar preparado” tiene que ser mucho más que una expresión del momento. Es inquietante tener que recordar que la chikungunya, que procede de África como el ébola, nos abatió a pesar de que estábamos “preparados”.

UN DIAGNÓSTICO ESTREMECEDOR

Las leyes de protección de niños, niñas y adolescentes resultan ineficaces porque hay una realidad socio-económica que determina que a los 13 años un alto porcentaje de nuestros muchachos ha sido arrastrado a las drogas, el sexo precoz y la delincuencia. Falta de oportunidades, de educación, trabajo infantil y problemas familiares, entre otras causas, fueron identificadas en el estudio “Autopercepción de Factores Causales de la Delincuencia en Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal en República Dominicana”, elaborado por la Procuraduría General de la República y la universidad Unibe.

Bajo esas circunstancias, las leyes de protección de niños, niñas y adolescentes solo hacen un papel analgésico sobre quienes ya han sido víctimas de las privaciones que les impone el sistema en que desenvuelven su vida desde la niñez hasta que alcanzan la adolescencia. Cambiemos este panorama.

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