Preparativos de Semana Santa

Preparativos de Semana Santa

POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
Como se vio, no bastaron las medidas tomadas previo a la Semana Santa para evitar una cantidad de muertos por ahogamiento, accidentes, borracheras, trifulcas y otras razones. Y no bastaron por una razón bien lógica: no son esas las previsiones que se deben tomar. Son otras muy diferentes.

Por ejemplo, hay que avisar a la ciudadanía que habrán especiales de ataúdes para Semana Santa, y que habrán puestos de venta de éstos en las cercanías de los balnearios y los locales fiesteros más frecuentados durante la Semana Mayor.

El ron, que es la bebida más comprada durante Semana Santa, debe ser regalado en vez de vendido. A cada salida de carretera debe permitirse el establecimiento de un representante de cada casa licorera regalando el producto.

Los agentes de Amet, en vez de estar controlando el tránsito, deben recibir vacaciones colectivas ¡¡todos!!, irse también a las playas con su familia. En tanto, deben establecerse premios para los primeros que lleguen cada día a las playas, sin importar la velocidad que empleen para ello.

Ese bandereo inútil de la Defensa Civil debe ser cambiado por otra actividad. Por ejemplo, en vez de esas ridículas banderolas mamey deben haber banderines de cuadritos para dar banderazos de salida en las competencias de velocidad para llegar primero a las playas.

Y finalmente, como parece ser que el empeño es que cada familia pierda un miembro en Semana Santa, lo mejor es que el Gobierno entregue a cada familia que tenga una pérdida una tarjeta de crédito por 500 pesos, para gastarlos en lo que quieran, reservando una supertarjeta de 5 mil para la familia que más miembros pierda en Semana Santa.

EL FUEGO DESDE LA CARRETERA

Yo creo que los organismos de inteligencia del Estado deberían ponerse a buscar entre los periódicos de los últimos 20 ó 30 años todas aquellas declaraciones de gente que prometía pegarle fuego al país «por las cuatro esquinas», porque parece que al final del cuento están cumpliendo su promesa. O igual, aquellas declaraciones de gente que preveía que el país iba a coger fuego de la misma manera si no pasaba tal o cual cosa. Quizás tengan algo qué decir sobre lo que nos está ocurriendo ahora.

Porque no es verdad que es solamente fuegos junto a las carreteras, o fuegos escapados de los puestos de batata asada, o fuegos por culpa de labriegos que queman laderas para sembrarlas de habichuelas, o fuegos de basura quemada por una vecina que no sabía qué hacer con ella.

Se trata de verdaderos incendios que ya han llegado a contaminar el espacio, porque si se ven desde los satélites -como han reportado los satélites Aqua y Terra- entonces significa que, primero, contaminan visualmente, y segundo, están mandando humo a toda la atmósfera.

Cuando a principios del mes de febrero colocamos en esta misma página un pequeño fuego junto a la carretera, no imaginamos que tendríamos que colocar también un gran incendio, como el que se ve en las montañas según se va por la Carretera Duarte, a poco de pasar Villa Altagracia.

Pero lo peor del caso es que no hay seguridad de que los malditos siniestros vayan a ser controlados sin combatirlos frente a frente, por sólo estar diciéndolo a la prensa. Los esfuerzos por apagar los incendios forestales -tanto los intencionales como los espontáneos- deben resultar en hechos reales, haciendo que desaparezcan de la visual de los satélites, de la contemplación de la gente al ir por las carreteras, y de la psiquis de la colectividad que ahora se siente desprotegida y angustiada, que es el objetivo de los propiciadores de los incendios.

Ah, una cosa. Estoy casi seguro que entre los incendiarios directos de pinares, entre los autores materiales, están aquellos «padres de familia» que luego van a gestionar a través del partido que se les deje sacar aquellos pinos quemados «que ya no sirven para nada», porque ese es otro de los beneficios de incendiar bosques, sacar los pinos quemados para llevarlos a los aserraderos. Si les dejan sacar la madera quemada van a pasar dos cosas: van a seguir incendiando bosques, porque se les dio la jugada; y no habrá regeneración espontánea del bosque, que necesita toda esa madera quemada para crecer de nuevo.

UNA CULEBRA POR 200 PESOS

Yo no sé para qué la compró el tipo que se la compró a éste otro. Pero sí sé que los 200 pesos eran para el romo y la cerveza de celebración de la «Semana Santa», porque al final la vendió. Y seguro que los 200 no le duraron ni para el primer padrenuestro de dicha celebración.

Pero, ¿qué habrá sido de la culebra? ¡Quién sabe! Quizás hasta quien la compró lo hizo para liberarla, porque algunas personas sé que lo han hecho así cuando se han encontrado a alguno de estos bandoleros vendiendo lechuzas, iguanas, tortugas, cotorras u otros de esos animales nuestros, que poco a poco van extinguiéndose por esa actitud, tan ofensiva a la naturaleza y a la propia moral.

Algo que no se entiende es si los agentes de la Policía Nacional (que son los más abundantes) y los de otras instituciones armadas, saben que existe una Ley General sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales. Y si saben que esa ley prohibe la venta de animales silvestres, y si saben que ellos representan esa ley, porque es una ley con carácter nacional.

Aparentemente, no lo saben. Pues ya es hora que en las respectivas jefaturas de la Policía, el Ejército, la Marina y las demás instituciones armadas y del orden, se enteren de eso, de que ellos son también responsables de que esa ley se cumpla y se impidan semejantes espectáculos en las carreteras.

L’ENTRÁN A TIROS A BRUGAL

Y eso, que no publicamos la foto del letrero grande de Brugal que hay en Aguas Blancas, de Constanza, porque no se veía algo de paisaje. Pero la cosa es esa, los «gatillo alegres» que andan por nuestras carreteras la emprenden a tiros contra letreros de todo lo que ven ¡y que suene!

Así pues, la gente que anda armada utiliza esos letreros para practicar su puntería, sin importarle quienes están por las cercanías. Porque si hay letreros como éstos es porque por ahí pasa gente, para que los vea, lea y compre. Y si pasa gente, lo más probable es que estén corriendo peligro cuando los «tira tiros» practican con sus armas, amparadas por supuestos permisos de porte, tenencia y uso indiscriminado de armas de fuego, como parece ser que se titulan dichos permisos.

Ahora una pregunta, ¿quienes son los autores de semejantes hechos? ¿militares? ¿civiles? Yo creo que ambos. Entonces, la segunda pregunta sería ¿no tienen los militares sus recintos para prácticas de tiro? Y los civiles, ¿no tienen sus polígonos civiles para sus prácticas con sus malditos juguetes?

Todavía cabría una tercera pregunta ¿son necesarias tantas armas en manos de civiles? Porque según se ve, las armas en manos de civiles y con permisos de porte no hacen otra cosa que surtir los «polvorines» de los delincuentes. Según se sabe, los civiles armados no tienen más valor que el necesario para exhibirlas, porque a la hora de utilizarlas se hieren ellos mismos, si no es que los delincuentes se las arrebatan. ¿Entonces?

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