Presidente, católicos y evangélicos

Presidente, católicos y evangélicos

La Iglesia Católica ha tenido preeminencia en la vida del pueblo dominicano. Su influencia ha sido tanto en lo religioso, moral y espiritual, como en lo político, tal como hemos visto en el discurrir de nuestra historia. Dos arzobispos han ostentado la presidencia de la República y otros, en determinados momentos de graves contingencias han sido elementos de arbitraje ponderación y disuasión. Esas experiencias dentro de ámbito eclesial prueban la alta valoración que ha tenido esta milenaria institución en el espíritu colectivo dominicano.

En nuestra historia contemporánea la Iglesia Católica creció y se fortaleció como Institución local. Su convenio con las autoridades de aquel pasado para tomar a su cargo la labor educativa y moral en la zona fronteriza fue algo de gran beneficio para el pueblo dominicano, especialmente en esa zona, así como la creación de centros para la formación laboral para jóvenes pobres, lo mismo que sus centros educativos en todo el país. Más beneficiosa aun lo fue su involucramiento en la protección a los perseguidos por un régimen que en su agonía intentaba ahogar en sangre toda disidencia.

En los últimos cincuenta años otras congregaciones que practican la religión cristiana han aprovechado las libertades públicas que disfrutamos para la búsqueda de su espacio en nuestra sociedad en el campo de la moral y la ética, y lo espiritual, expresado a través de la difusión de sus centros religiosos y su particular desempeño en la doctrina de Cristo.

La nueva sociedad global tiene muy en firme las libertades del individuo así como la tolerancia y respeto hacia la pluralidad expresada en las más variadas tonalidades. Esto ha dado por resultado y dentro de este contexto de libertad de acción y pensamiento, que otras organizaciones religiosas cristianas, como la Corporación Evangélica Nacional haya asumido una posición importante entre los dominicanos y alcanzado una feligresía cada vez más numerosa y participativa.

Todo lo expresado anteriormente viene al caso porque hemos visto por la primera vez, como informó la prensa de estos últimos días, que un presidente de la República en nuestro país asiste a una actividad que hace la organización Evangélica Nacional con motivo del fin de año y, así rompe la tradición que hasta ahora había seguido el mundo oficial de solo privilegiar con su presencia los actos de la Iglesia Católica.

Este asistencia del presidente Medina, en los actos tradicionales propios de fin de año que han cumplido tanto los católicos como los evangélicos tiene una particular trascendencia , no solo por el hito ya señalado, sino, por el equilibrio igualitario que demuestra en cuanto a la visión oficial ante estas entidades religiosas que tanto significan en la vida espiritual del pueblo dominicano en sus compromisos; al igual que el Gobierno, de “hacer frente con entereza ética al peligroso eclipse de sólidos horizontes valorativos en que hace ya mucho tiempo está sumida la sociedad dominicana”.

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