Después del escándalo revelado sobre la compra y los informes de que los escáneres que se usaron en las pasadas elecciones no sirvieron para nada, tenemos que llegar a la conclusión de que este es un Gobierno ilegítimo, ya que salió de un certamen plagado de irregularidades comprobadas.
Entonces, venir estas gentes con apena un año y tres meses de juramentarse Danilo Medina a su segundo periodo consecutivo, a enarbolar una segunda reelección como si el país estuviera navegando con una obra de gobierno excelente, o medianamente buena, haciendo actividades reeleccionistas como la denunciada por el alto dirigente peledeísta, doctor Franklín Almeyda Rancier, de que el ministro administrativo de la Presidencia, licenciado José Ramón Peralta, realizó en su casa un cena, donde, según Almeyda se trató el tema.
Ahora bien, es tener la cara muy dura para a esta altura de juego venir a hablar de reelección con la vigencia de los escándalos de los sobornos de la empresa brasileña Odebrecht, los aviones súper Tucanos, la venta del barrio Los Tres Brazos, la venta de los terrenos del CEA, los casos de la OISOE.
También, los escándalos de los 45 asesores que tiene Miguel Vargas Maldonado en la Cancillería de la República; o los 35 subadministradores que tiene Bienes Nacionales; ¿es posible que un gobernante con ese lastre pueda reelegirse?
Pero además, no debemos pasar por alto que la actual Constitución de la República prohíbe taxativamente la reelección presidencial y expresa claramente que el actual mandatario no podrá presentarse como candidato, pero habla que tampoco la vicepresidenta.
Sería una provocación al pueblo dominicano pretender mantener a Danilo Medina más allá del 16 de agosto de 2020.