BRUSELAS. El primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, instó este viernes a la Unión Europea (UE) a imponer sanciones económicas para frenar las ambiciones de Rusia tras la incorporación de Crimea.
«La mejor manera de contener a Rusia es imponerle una verdadera presión económica», declaró Yatseniuk en una breve comparecencia ante los periodistas en Bruselas tras preguntarse en voz alta si «Rusia ha decidido imponer un nuevo orden mundial».
«Todos tenemos que pagar el precio, por la paz, la estabilidad, la seguridad y los valores», agregó el jefe de gobierno ucraniano tras la firma de los capítulos políticos de un acuerdo de asociación con la UE.
La UE decidió el jueves aumentar a 33 el número de personalidades rusas y ucranianas vinculadas con el referéndum de secesión de Crimea o la anexión de esta península ucraniana a quienes les bloqueó activos y prohibió viajar a la Unión Europea.
Los europeos, que siguen buscando un diálogo con Moscú, no han activado todavía la fase 3 de la estrategia de sanciones progresivas que adoptaron a principios de marzo, en parte debido a las posibles consecuencias para un continente que compra el 25% del gas que consume a Rusia. Yatseniuk aseguró sin embargo que recibió «declaraciones muy fuertes de un número de miembros de la UE diciendo que están listos para imponer sanciones económicas».
Yatseniuk también consideró por otro lado que era «urgente» revisar la política energética de Ucrania, por donde pasa el 30% del gas ruso consumido en la UE.
«La mejor manera es diversificar los flujos energéticos y es importante para Ucrania revertir el flujo de los gasoductos» para que vaya de Europa hacia Ucrania y no al revés como hasta ahora, señaló. Yatseniuk recordó que Rusia duplicó el precio del gas que suministra a Ucrania, para «castigarle por su elección europea».
El acuerdo de asociación UE-Ucrania firmado este viernes es el mismo que había renunciado a firmar el presidente ucraniano Viktor Yanukovich en noviembre, optando en cambio por estrechar sus lazos con Rusia.
Ese vuelco provocó una ola de protestas que condujeron en febrero a la destitución del mandatario por el Parlamento y desembocaron en la crisis actual entre el Este y el Oeste.