Productos enriquecidos, casi medicamentos

Productos enriquecidos, casi medicamentos

Cada vez más comidas y bebidas son enriquecidas o reforzadas con una amplia gama de nutrientes de los que carecen en su forma natural, aumentando las opciones dietéticas y beneficiando la salud. Por ejemplo, el calcio, que antes estaba restringido a los lácteos, ahora forma parte de productos como el pan, mientras que la jalea real de las abejas se ha incorporado a la leche.

Según los expertos, «estos alimentos son muy útiles siempre que se elijan en función de la situación y necesidades nutritivas de cada persona: algunos pueden ayudar a un niño o adolescente, que necesita crecer y reforzar sus defensas orgánicas; otros pueden ser útiles para proteger a un varón con riesgo de infarto o ayudar a una mujer con colesterol elevado».

[b]Una necesidad del ritmo de vida.[/b]

Los nutricionistas recomiendan mantener «una dieta completa, equilibrada y variada, con alimentos de todos los grupos alimenticios, con abundancia en alimentos naturales en vez de elaborados, rica en frutas y verduras, baja en grasas saturadas, dulces y calorías, que aporte las sustancias nutritivas necesarias para el buen funcionamiento del cuerpo y la salud».

Pero el estilo de vida moderno, la falta de tiempo, las prisas y el estrés, y los hábitos alimentarios deficientes, dificultan la planificación de las comidas.Entonces las comidas y bebidas enriquecidas pueden ser una buena opción para reforzar la dieta diaria.

Para la doctora Marta Aranzadi, medica nutricionista y directora del Centro Diet Cathering, de Madrid, estos alimentos tienen al menos dos ventajas muy importantes.

Por un lado, “aportan sustancias protectoras, nutritivas y beneficiosas, sin pastillas o suplementos, de cuya toma diaria hay que estar más pendiente”.

Además, según la experta, “permiten tomar de una sola vez los nutrientes que habría que recibir a lo largo de distintas comidas con una dieta convencional: un buen desayuno con leche, yogur, pan o cereales enriquecidos puede aportar la dosis de vitaminas y minerales para todo el día”.

Explica Aranzadi, que “una ración de comida con omega 3, aporta una cantidad de este ácido graso cardiosaludable similar a la que se obtendría comiendo salmón a lo largo de la semana”.

[b]Buenas razones para consumirlos[/b]

También son recomendables para quienes están sometidos a un estrés permanente, ya que la tensión nerviosa mantenida tiende a hacer que se alteren las costumbres alimenticias, se fume más y se beba más alcohol.

Asimismo, los lácteos desnatados o semidesnatados enriquecidos con vitaminas A y D o con ácidos omega 3 ayudan a reducir una tasa de colesterol elevada o los niveles perjudiciales de otros lípidos en la sangre.

Para reducir el riesgo de cáncer o trastornos cardiovasculares, conviene tomar una dosis extra de antioxidantes (vitaminas A, C y E), los cuales pueden recibirse por medio de diversos alimentos enriquecidos y ayudan a proteger las células del envejecimiento y las alteraciones que le causan los radicales libres.

Este tipo de productos también proporciona un aporte extra de hierro y calcio, minerales que ayudarán a aliviar dos de los principales trastornos femeninos: la anemia y la osteoporosis.

[b]Los diez más consumidos[/b]

Las sustancias con las que se enriquecen los alimentos incluyen desde el yodo, que previene los problemas tiroideos, o el fósforo que refuerza la acción ósea del calcio, hasta oligosacáridos que protegen de las caries, lecitinas que mejoran la absorción de las grasas, y todas las vitaminas y minerales. Pero las grandes estrellas de la alimentación funcional son las que siguen:

1. Calcio. Además de reducir el riesgo de sufrir osteoporosis, ayudar a la coagulación sanguínea y la regulación de la presión arterial, así como a la contracción muscular y la trasmisión de los impulsos nerviosos, este mineral posiblemente tenga un papel protector contra el cáncer de colon.

2. Organismos probióticos. Estos microorganismos benefician la salud de los intestinos, inhiben algunos agentes cancerígenos y ayudan a prevenir trastornos. Entre los productos fermentados con lactobacilos figuran los bifidus, que ayudan a regenerar la flora intestinal, los caseii inmunitas, que estimulan las defensas orgánicas y evitan las diarreas, y los acidófilus, que elevan la actividad inmunológica y previenen la diarrea debida al uso de antibióticos.

3. Vitamina A. Esta sustancia que ayuda a la visión nocturna, al mantenimiento de los tejidos epiteliales, y mantiene saludables los dientes y huesos, es un antioxidante esencial para combatir la nociva acción de los radicales libres (moléculas nocivas) y prevenir el cáncer.

4. Acidos grasos. Los ácidos omega 3 (DHA y EPA, y oleico) previenen las enfermedades cardiovasculares, al impedir que las grasas se oxiden y obstruyan las arterias, y reducir el colesterol LDL “dañino” en la sangre.

5.Vitamina E. Es un poderoso antioxidante, que neutraliza las sustancias que perjudican las membranas celulares. Además, contribuye a reducir el riesgo de que se produzcan coágulos sanguíneos, a aumentar la energía y la resistencia, a proteger a los pulmones de la contaminación, a atenuar los «calores» de la menopausia y a aumentar la fertilidad.

6. Fibra vegetal. Las distintas fibras vegetales que el organismo no digiere, ayudan a reducir la absorción intestinal del colesterol y la glucosa, mejoran la actividad del intestino, previenen el estreñimiento y la diverticulosis.

7.Vitamina C. Este antioxidante ayuda a proteger las células de los radicales libres que las deterioran y envejecen, también ayuda a producir colágeno necesario para que crezcan y se regeneren los tejidos, y para metabolizar las grasas, lo cual influye en la reducción del colesterol.

8. Hierro. Ayuda a producir la hemoglobina de la sangre, que transporta el oxígeno desde los pulmones a todas las células del cuerpo, y su carencia produce anemia, cansancio, depresión, palpitaciones y más infecciones.

9. Ácido fólico. Esta vitamina, que previene las malformaciones fetales en las embarazadas, también participa en la producción de material genético humano o ADN, previene la aparición de úlceras bucales, y protege contra los parásitos y las intoxicaciones alimenticias. Recientemente se ha comprobado que ayuda a reducir el riesgo cardiovascular.

10. Vitamina D. Esta sustancia, que el organismo produce naturalmente al exponerse al sol, ayuda al buen estado de los dientes, favorece la función muscular, es necesaria para conservar la salud del corazón y el sistema nervioso, y permite que la sangre se coagule sin ninguna complicación.

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