Promoción de la lactancia

Promoción de la lactancia

Puesta en el centro de la atención pública, la lactancia materna recibe impulsos para recuperar el terreno perdido como alimentación básica para los recién nacidos. El reclamo del momento en la sociedad es que cada madre se proponga y logre ser la fuente de nutricia única de sus criaturas en la primera etapa de vida apoyada por políticas y comportamientos sociales y empresariales que garanticen tiempo y espacio en todo lugar para la función natural en que debe fundarse el desarrollo de la niñez. La actitud misma de las procreadoras debe ser piedra angular del renacer en esta sociedad del uso de la leche materna, que gradualmente estuvo retrocediendo como hábito en el seno de hogares bajo la presión generada por una cuestionable confianza en fórmulas lácteas para sustituir lo insustituible; el pecho como proveedor por excelencia para lo orgánico y lo emocional.
Además debe dedicarse esfuerzo a llevar las operaciones de cesárea a las cifras que las señalen como opción inevitable. República Dominicana está, seguramente, entre los países de la región con menores números de alumbramientos normales. Detrás del alto porcentaje de nacimientos por cirugía, mayormente en centros privados, está la tendencia a superar el trance de dar a luz sin someterse a rigores propios de la naturaleza con lo que las clínicas y los parteros ven acrecentarse sus ingresos.

Sumar recursos a las intenciones

La designación del gran conocedor del campo Osmar Benítez como ministro de Agricultura generó expectativas por entenderse que sabría lo que hay que hacer para dinamizar la vida rural. Pero luego se ha escuchado al presidente del la comisión agrícola de la Cámara de Diputados, David Herrera, clamando para que la cartera reciba más recursos que antes y pueda jugar un mejor papel. Queda implícito que la buena voluntad y competencia no bastan para una mejor gestión de Estado. Allí se necesita capacidad para dar una sacudida que ponga en retiro a un ejército de agrónomos en edad de jubilación para captar profesionales científicamente actualizados; y sin una significativa inyección de recursos seguirían pasivas las asistencias técnicas que sacarían de su actual improductividad a miles de pequeñas fincas que dinamizarían la economía agrícola.

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