A propósito del Pacto por la Educación

A propósito del Pacto por la Educación

– 2 de 2 –

A pesar de lo consciente que estamos del cúmulo de debilidades, carencias y deficiencias que habremos de afrontar para echar hacia delante un proceso de reforma de nuestras escuelas, institutos y universidades públicas, nos sumamos, como uno más, al grupo de educadores que cree que la propuesta gubernamental del Pacto Nacional para la Reforma Educativa habrá de funcionar, y que la materialización de los planes y proyectos que se deriven de su discusión impulsarán las reformas necesarias para elevar la calidad, cobertura, pertinencia y trascendencia de nuestro Sistema de Instrucción Pública.

Por lo que contemplamos con satisfacción el hecho de que la fase inicial de dicha propuesta, la de dar conocer la metodología que habrá de emplearse en dicho proceso, culminara de manera tan exitosa. Y que la segunda fase del mismo tuviera lugar con la participación de miles de personas de diversos estratos sociales, incluyendo funcionarios del Ministerio de Educación, expertos y entendidos en la materia, quienes disfrutamos de la oportunidad de expresarnos acerca de los problemas que afectan a nuestro Sistema de Instrucción Pública, y de sugerir soluciones que, a nuestro modo de ver, habrán de solucionar los problemas que afectan el buen funcionamiento de nuestras escuelas.

La fase de consulta del Pacto Nacional para la Reforma de la Educación ha sido todo un éxito, no sólo por por el número de participantes; también, y por el orden que imperó, y que, esperamos, habrá de seguir imperando en las discusiones de los diferentes temas.

El Consejo de Ministros aprobó, el 14 de septiembre recién pasado, un ante proyecto de Ley de Presupuesto y Gastos Públicos ascendente a la suma de 605 mil 70 millones de pesos. Las partidas presupuestarias destinadas a educación pre universitaria ascendieron a la suma de 99 mil 628 millones de pesos, equivalente al 16.46% del Presupuesto; y a poco más del 4%, del PBI según nuestros cálculos basados en suponer que el valor de nuestra riqueza nacional se elevará en el año 2014 a la suma de 616 mil 30 millones de dólares y que la tasa de cambio del peso dominicano se mantendrá en 44.4 pesos por dólar.

Esa inversión en educación propuesta por el gobierno de Danilo Medina nos mueve a pensar que podremos abordar con éxito los principales males que afectan a nuestro Sistema de Instrucción Pública.

Pero, sin dejar de ser optimista, entendemos que no todo es color de rosas; que ya comienzan a surgir una serie de calamidades que pueden constituirse en obstáculos que impidan la materialización de nuestras intenciones, como la no correspondencia entre las inversiones y las formas de gestión expresada un retardo del ritmo de construcción de escuelas y de reparaciones de aulas; en los espacios destinados a comedores de estudiantes de tandas extendidas. También, en ciertos reclamos de aumentos salariales de parte los actores más llamados a participar en el proceso de reforma que acaba de iniciarse.

Lo más sensato sería el que todo se discuta en las mesas de discusiones; pero, temo que no podrá ser así. Como expresamos en la entrega anterior, los expertos, técnicos y entendidos en la materia lo que hacemos es formular planes y proyectos de reforma de la educación que redunden en beneficios de todos; pero, sin perder de vista el hecho de que la reforma de la educación sólo tiene lugar en las aulas y laboratorios de clases.

Sin la participación responsable de los maestros en el proceso de reforma nada se puede lograr, por lo que proponemos que, antes de involucrarnos en las discusiones alrededor de otros temas, nos aboquemos a esclarecer todo lo relativo a la formación y capacitación de maestros; a sus salarios; y a lo relativo al Seguro Médico de Maestros; en fin, a todo lo que contribuya a elevar el nivel de vida de los docentes en servicio.

Claro está, que con el compromiso de parte de éstos y de quienes los dirigen de integrarse al proceso de reforma, apartándose un tanto de los reclamos de reivindicaciones de carácter gremial, tal y como lo hicieron durante el proceso de desarrollo del Plan Decenal de Educación 1993-2003.

 

Publicaciones Relacionadas