Washington.-La preocupación por la creciente ola de proteccionismo y las persistentes sombras generadas por un crecimiento global “débil y desigual” centrarán la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) que tendrá lugar esta semana en Washington.
“Si damos la espalda al comercio ahora, estaríamos ahogando un impulso clave del crecimiento en un punto en el que la economía global todavía se encuentra necesitada de cualquier buena noticia”, declaró Christine Lagarde, la directora gerente del FMI, en una conferencia la semana pasada en la Universidad Northwestern de Chicago.
En su intervención, Lagarde destacó que el comercio global se ha venido ralentizando en los últimos años. Tanto en EEUU, con el candidato republicano ala Presidencia Donald Trump abogando por elevar las tarifas arancelarias y renegociar acuerdos comerciales, como en Europa, donde la victoria de la opción de salida del Reino Unido del bloque europeo ha potenciado los discursos nacionalistas, está emergiendo una ola global a favor del proteccionismo comercial. “La restricción del comercio es un caso claro de mala práctica económica. Más que ayudar a esos sectores de la economía que se quiere proteger, cerrarse al comercio denegaría a las familias y trabajadores importantes oportunidades”, alertó Lagarde.
En este contexto, la asamblea anual del FMI y el BM, que congregará esta semana en Washington a los principales líderes económicos mundiales, volverá a insistir en los beneficios de la globalización, algo especialmente urgente en un momento en el que el crecimiento, en palabras de la directora del Fondo, “sigue siendo demasiado bajo durante demasiado tiempo, y para muy pocos». Si en anteriores ocasiones las reuniones de ambas instituciones financieras internacionales habían tenido que encarar problemas más específicos, las dudas parecen centrarse ahora en el propio concepto de globalización y sus consecuencias económicas. El triunfo del “Brexit”, como se conoce la salida británica de la Unión Europea que había sido calificada de grave riesgo económico por el Fondo, supone un punto de inflexión en el tradicional discurso económico. Estas cuestiones se verán reflejadas sin duda en el informe de cabecera del organismo.