Proyectos truncos que beneficiarían al país

Proyectos truncos que beneficiarían al país

En esta entrega nos referiremos a varios proyectos y planes que en algún momento en el tiempo, hubiesen contribuido favorablemente en beneficio de todos los dominicanos y que por oposiciones mercuriales o caprichosas, no se llegaron a concluir.

Me referiré primeramente al tiempo en el que estas líneas escribe, estaba traduciendo los contratos legales, los manuales de los equipos y procedimientos para la terminación de la planta de la Falconbridge en Bonao, municipio cabecera de la provincia Monseñor Nouel. Corría el año de 1969 y el país sufría una de las más graves crisis en cuanto al servicio energético. Los apagones eran el pan nuestro de cada día. Sin embargo, la filial de Falcondo, Loma Corporation, adquirió dos plantas en el Japón, que todavía no habían logrado sus patentes, pero según la opinión de los expertos, podría cubrir las necesidades del país; de adquirir el Gobierno varias de las mismas.

Al enterarse la Compañía Dominicana de Electricidad (CDE), ya se habían construido dos enormes tanques de abastecimiento a la orilla del Río Haina. Estos eran alimentados por un oleoducto desde un dique en el mar Caribe, que después de llenar dichos tanques, el petróleo fluía hasta Loma La Peguera, lugar en donde se encontraba la planta de Falconbridge.

A raíz de esto, fui encargado por el ingeniero Miller de proceder a traducir un enorme manual de operación, el cual serviría de base para el estudio de los futuros operadores. Un día fui abordado por un emisario de la CDE para que indagara las facilidades que daban los japoneses para la adquisición de una o varias plantas eléctricas similares. No quería hacerlo, pero como también era víctima de los apagones en la Capital, decidí entrevistarme con los ingenieros encargados de montar las plantas. Me informaron, que como era un proyecto importante, le habían dado la facilidad de pagarlas en 20 años con un interés mínimo. Por insistencia del ingeniero de la CDE, pregunté si también podrían venderlas al Estado dominicano con las mismas ventajas y prerrogativas. Me expresaron que si y se lo comuniqué al enviado. Al volverme a encontrar con este, quedé desconcertado, ya que su respuesta fue: ¡Pregúntale a los japoneses qué comisión otorgan! Con vergüenza inquirí, la respuesta fue: El Japón no otorga comisiones por venta de ninguna de sus facilidades. Por ese tipo de envilecimiento y corruptela, permaneció el país a oscuras por muchos años.

En las provincias de Monte Plata y Sánchez Ramírez, la compañía DOLE Dominicana estaba desarrollando un exitoso proyecto de plantación de piñas, que en poco tiempo hicieron que nuestro país se conociera en el extranjero en ese rubro agrícola. Pero surgió un impase. La DOLE había logrado desde una filial que tenía en Honduras, cajas de embarque usadas a precio de US$1.25 la unidad. Sin embargo, el empresario Ricardo “Ricardín” Hernández, propietario de la Cartonera Hernández, en connivencia con el entonces secretario de Industria y Comercio, pretendía vender cajas más endebles para empacar a US$3.00. Al percatarse la DOLE de la conexión existente por amiguismo, con las autoridades gubernamentales, anunció que si no le permitían traer sus cajas, no podrían competir en el mercado internacional y por lo tanto, abandonarían el proyecto. No les creyeron y así, de buenas a primeras se marchó hacia Costa Rica. Hoy es el principal exportador mundial de piñas, con un volumen superior a los 800 millones de dólares. Y aquí, con una producción en ciernes, apenas exportamos unos cuantos milloncitos de dólares. Lástima que los productores no se empoderaron para quebrar esa vergonzosa connivencia.

Hace unos años, el propietario del Hotel Dominican Fiesta se propuso construir aledaño al hotel, una torre a la que denominaron Torre de Plata. Esta construcción daba trabajo a más de trescientos obreros y a su terminación, posiblemente un número similar de empleos. Sin embargo, una Junta de Vecinos, obtuvo ganancia de causa en los tribunales y su construcción fue detenida.

El último fracaso, tal como expresa la canción, es el desistimiento de la construcción del Hard Rock, Hotel & Casino en Piantini, que a pesar de que el Tribunal Superior Administrativo falló a favor de la construcción de la obra, los ejecutivos decidieron, para no verse envueltos en una controversia con un grupito de “puritanos” que se oponían a esta regia obra, por creer que la misma era ofensiva para toda la comunidad, ya que existían escuelas, iglesias y centros familiares. Habría que preguntarse si este exiguo grupo de severos y “notables” ciudadanos, compensarán a todos los que perdieron los empleos reales que generaría tal complejo.

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