Puesta en circulación de mi obra, una meta alcanzada

Puesta en circulación de mi obra, una meta alcanzada

Antes de ayer, el Archivo General de la Nación puso formalmente en circulación mis libros: a) VI Conferencia Interamericana de Costa Rica, 1960 y las Sanciones contra la República Dominicana; y b) Las Intervenciones de la Comisión Interamericana de Paz, 1948-1962. Lo paradójico resaltado, tanto por los prologuistas, doctor Luis Gómez Pérez y doctor Ramón Antonio Veras, así como por la presentadora, doctora María Elena Muñoz Marte, como también por el introductor Elíades Acosta Matos, es que a pesar del tiempo transcurrido, los acontecimientos narrados, al no tener en ese entonces publicidad por las circunstancias en la que vivía el país, tienen una actualidad postergada, para aquellos que hoy pueden leer el contenido de ambas volúmenes, para conocer cómo sucedieron los hechos.
A mi regreso de París, donde fueron presentadas como Memorias en la Facultad de Derecho de la prestigiosa Universidad de París para la obtención de título de grado, le suministré un ejemplar al expedicionario, doctor Tulio Hostilio Arvelo y su amigo el doctor José Espaillat, quienes me exhortaron a publicar el fruto de mi investigación, ya que ellos habiendo participado en varias de las etapas en él narradas, desconocían los detalles, que fruto de una minuciosa búsqueda, había podido recopilar y ordenar. En ese entonces –lo cual he lamentado profundamente— estaba imbuido en la creación y exportación del cacao fermentado tipo Hispaniola, lo cual absorbía el tiempo disponible para escribir, ya que no estaba en mi ánimo permitirme el fracaso del lanzamiento al mercado internacional, de un producto tradicional tan necesario para la economía nacional.
Lo que me sorprendió en la presentación, fue el interés que despertaron los temas seleccionados, al extremo que resultó pequeño el anfiteatro del Archivo, viéndose en la necesidad los acomodadores de instalar en el pasillo un buen número de sillas para acomodar los asistentes y hasta hubo personas que se quedaron de pies al fondo del salón.
En las obras, narro situaciones inéditas ocurridas durante el régimen de Trujillo durante sus 31 años de gobierno con mano férrea, lo cual impidió que acontecimientos que les fueran adversos, se publicasen en los medios de comunicación, tanto escrito, como radial o televisivo, ya que pertenecían al dictador o un familiar cercano y si difundían una noticia adversa, podía hasta costarle la vida al o los que osaran difundir, lo que para el régimen era una osadía.
Todavía, no obstante el dictador haber sido ajusticiado hace 56 años, hay capítulos que permanecen obscuros y que los actores no revelan por temor a ser repudiados y tener un saldo negativo cuando se escriba la historia revelada, tal fue el caso de Luis José León Estévez, quien participó en la Hacienda María en el asesinato de los que “Mataron al Jefe”.
Otro caso similar ocurrió con el antiguo general compañero de Rafael Leónidas Trujillo Martínez (a) Ramfis; Fernando A. Sánchez, hijo (a) Tunti, quien fue traído al país por los hermanos D’Alessandro Tavárez (Armando y Guido), no obstante este funesto militar conocer quienes asesinaron a su hermano menor Aldo.
Así como resaltamos estos dos casos, todavía quedan vivos personajes que a pesar de su edad provecta, pudieran clarificar crímenes o pasajes en los cuales ellos como miembros del temido Servicio de Inteligencia Militar (SIM) que dirigió el abominable ser llamado John Abbes García, quien pagó con su vida, esposa, hijos y hasta criada, por la dictadura de Duvalier en Haití, donde se había refugiado cuando el gobierno de Trujillo fue decapitado y pretendió organizar una entidad similar en el vecino país.
Por agotar el tiempo permitido, no pude agradecer al Archivo General de la Nación, su presidente, doctor Roberto Cassá, y su eficiente equipo que con un esfuerzo supremo, digitalizó, corrigió, realizó el índice onomástico y elaboró una portada muy acorde con los temas tratados, a todos, mi profundo agradecimiento.

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