El proyecto asumido por el presidente Danilo Medina de construir dos plantas de 376 mgv en Punta Catalina, provincia Peravia, que originalmente se estimó en US$l,945 millones y ya supera los US$2,300 millones, es un absoluto tonel sin fondo.
Desde inicios, los medios de comunicación recogieron informe de que una empresa de China Continental ofreció construir el complejo eléctrico a un costo de US$900 millones, pero por motivos aún no aclarados por el gobierno, decidió construirla con recursos propios para que sea propiedad estatal.
Entendidos en esos menesteres se pronunciaron desde un principio que las dos megas eléctricas debieron ofrecerlas en pública licitación para construirlas y fuesen propiedad de sus inversionistas, conforme se postula, sean vendidos los muelles, aeropuertos y construcción de un ramal ferroviario que cubra al país hasta el incordioso vecino Haití.
En el trayecto globalizador que signa el presente mundial, esa es la socorrida, no mejor opción, y receta para calcar todas las grandes obras de infraestructuras para las cuales el gobierno no dispone de los recursos requeridos, pero el presidente Danilo Medina, que inició en su primer mandato Punta Catalina, se ha decantado por la estatización de todo, con un no pequeño margen de endeudamiento y clientelar.
Como dominicano, cruzo los dedos para que Punta Catalina culmine en un éxito, sosteniendo el principio de que todo éxito en estos grandes proyectos no solo son éxitos para el gobernante impulsor, sino para el país.
Cruzo los dedos, para que las iniciativas más señeras del presidente Medina, Visitas Sorpresa, revolución en la educación, Metro 1y 2, 911, creciente turismo, Mipymes, Tanda Extendida, expansión exportaciones, solución vial, control delincuencia, deshaitianización, masificación empleos, concreticen en grandes logros no solo para él, ave de paso, sino para el país, nuestro eterno hogar.