Tenemos la certeza de que en el 2019 las relaciones con China comenzarán a impactar en el comportamiento de las diferentes actividades económicas y sociales del país, y especialmente en la llegada de turistas y de los recursos financieros del préstamo de US$600 millones concertado durante la visita del presidente Danilo Medina a esa nación.
El área hotelera debe comenzar a prepararse para recibir a miles de turistas que comenzarían a arribar al país a partir del 2019, lo que incidirá en forma preponderante en el sector turismo. Además, se esperan inversiones de empresarios chinos en diversas áreas de la producción y servicio.
República Dominicana viró la mirada hacia China en procura de bienestar y prosperidad frente a sus socios tradicionales como Estados Unidos y la Unión Europea, lo que vendría a incidir en el desarrollo sostenible.
La enorme deuda social acumulada fue uno de los aspectos que motivó al Gobierno a acudir al gigante asiático para enfrentar necesidades financieras para el desarrollo económico.
Se proyecta que en los años venideros China se convierta en el segundo socio comercial del país, ya que lograría facilidad de acceso a ese gran mercado y a una financiación para desarrollar la infraestructura, que los mercados tradicionales como los europeos o estadounidenses le negaban, inmersos en resolver sus propias crisis.
Se puede señalar, a manera de ejemplo, que desde el 2005, los bancos de Desarrollo de China y el de Importaciones y Exportaciones comprometieron más de US$150,000 millones en crédito a empresas estatales y países latinoamericanos que han plasmado relaciones con el gigante asiático.
Estamos conscientes de que nadie regala nada, pero China haría la diferencia con la facilidad que ofrecerá para el acceso a recursos financieros frescos con tasas de interés blandas a largo plazo y a su amplio mercado de bienes y servicios.