Necesariamente el Gobierno, los empresarios y trabajadores deben forjar una alianza estratégica que impulse la competitividad en el país, tomando como ejemplo empresas competitivas nacionales o extranjeras.
El Consejo Nacional de Competitividad creado por el Poder Ejecutivo mediante el decreto 389-17, podría ser el mecanismo que prepare la base para lograr los objetivos en ese proceso. Ese organismo debe unir esfuerzo estratégico bajo una visión compartida que permita posicionar al país frente a la globalización, con políticas e incentivos para alcanzar las metas explícitas. Se deben fijar prioridades nacionales. La medida adoptada por el Consejo Nacional de Competitividad para reducir de 17 a tres días el plazo para la apertura de una empresa es correcta, y debe servir para atraer un mayor flujo de inversión extrajera. En su primera sesión el pleno conoció fórmulas para la facilitación comercial, exportación y productividad, innovación del proceso productivo y creación de las condiciones para la generación de más empleos.
La innovación empresarial debe traer consigo la cualificación de la mano de obra en los diferentes niveles y sectores. Hay que fomentar el esfuerzo de los trabajadores. La competitividad del país depende de la capacidad de su industria para innovar y perfeccionarse.
Si asumen un proceso de presión y desafíos, las empresas criollas obtendrían ventajas frente a los mejores competidores del mundo, y también se beneficiarían al tener rivales domésticos fuertes, proveedores nacionales agresivos y clientes locales exigentes. En un mundo de competencia cada vez más global, las naciones se han vuelto más importantes a medida que la base de competencia competitiva va creciendo.