Ante la enorme deuda social acumulada y bajo ingresos fiscales el Gobierno se ha visto en la obligación de acudir a los mercados financieros internacionales para financiar el desarrollo. Actualmente está embarcado en mejorar las recaudaciones mediante la adopción de políticas para enfrentar la evasión histórica en el pago de los impuestos, la que se estima en un 40 por ciento.
Las autoridades son conscientes de la necesidad de moderar el rito de acumulación de deuda y de reducir los riesgos financieros, a fin de evitar desestabilización de la macroeconomía.
La disciplina se ha mantenido en la ejecución del presupuesto, lo que ha permitido la continuación de la expansión económica, baja inflación y control cambiario.
La estrategia de política fiscal de abordar los riesgos tempranamente mejora las perspectivas de crecimiento sostenible de la economía a mediano y largo plazo, y de los ingresos fiscales, y es por eso que están en curso medidas relativas a la gestión del fisco.
La coyuntura actual exige soluciones nuevas y más innovadoras dentro de la estrategia de políticas fiscales inteligentes, es decir, políticas que permitan aumentar los ingresos sin tener que acudir a nuevos ajustes, que vendrían a afectar a la población.
Debido a la disciplina fiscal que prevalece no ha sido necesario adoptar medidas que podrían decirse para suavizar el ciclo económico, o mejor dicho, lo que se conoce como política contracíclica.
Hoy en día la política fiscal desempeña un papel más protagónico en la estabilización económica que en el pasado, porque el Banco Central recorta o aumenta la tasa de interés conforme a los límites de su política monetaria, y de acuerdo al surgimiento de fenómenos cíclicos que puedan afectar variables de la economía.
Aunque debemos reconocer que un aumento excesivo en el endeudamiento y niveles sin precedentes de deuda pública limitan los recursos financieros de los que puede disponer el Gobierno, lo que significa que dentro de ese contexto la política fiscal tiene que lograr más con menos recursos. Todavía en el país el endeudamiento es manejable.
Las autoridades han preferido enfrentar la evasión para no aumentar impuestos, porque la evasiva sería mayor y el mal sería peor y continuaría sin corregirse, y que, por tanto, se han dado cuenta, afortunadamente, de que el conjunto de herramientas fiscales que se está aplicando es más amplio y más potente de lo que se había pensado.