¿Qué nos pondrán los Reyes Magos, el 15 de mayo?

¿Qué nos pondrán los Reyes Magos, el 15 de mayo?

De la existencia y la vida luminosa de Jesús de Nazaret, de su amor por los pobres y desvalidos, “porque de ellos es el reino de los cielos”, y su desprecio por la riqueza y el poder terrenal pues “mi reino no es de este mundo” no cabe la menor duda. Pero ¿qué decir del lugar, las circunstancias y fecha de su nacimiento?
Según la versión bíblica judeo-cristiana, el niño Jesús nació en Belén de Judá, un día 25 de diciembre, tras largo peregrinar para cumplir con lo ordenado por Herodes y sus malos sueños, censar todos los nacidos bajo su dominio con el secreto mandato de degollar a los niños para preservar su reino. La llegada en sus camellos de tres Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltazar) conmemorada el 5 de enero desde lugares muy distantes guiados por una brillante estrella para postrarse a los pies del niño dulcemente dormido en el pesebre acompañado de sus padres, José, el carpintero y María, virgen soplada por la Gracia Divina a quien el Ángel del Señor le anuncia la buena nueva, el nacimiento de aquel a quien los Magos del Oriente le rinden su ofrenda: Oro, Incienso y Mirra. Símbolos inequívocos de riqueza terrenal; de glorificación y santificación de ritos religiosos; de preservación de toda criatura engendrada, que hace suyos, como mandato divino La Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, para con ellos conquistar y acrecentar sus riquezas y poderío; mantener viva la fe y condenar irremisiblemente el aborto.
Hombres de ciencia, interesados en esclarecer el nacimiento de Jesús, luego de enjundiosos estudios, con sólidas y múltiples razones climatológicas, políticas, y desplazamiento humano, descartan la probabilidad de las fechas conmemorativas de los hechos señalados.
Teólogos y obispos eclesiásticos, no pudiendo rebatir las razones de la ciencia, admiten en que lo importante es conservar la tradición, más que por la fe apoyada en gratificante mercantilismo, humano, demasiado humano. Y así queda engañada la inocencia, jugando a ser felices en un mundo caótico, embaucador, deshumanizante que exige cambios profundos para poder vivir en paz y armonía con nuestros semejantes, desterrando los grandes males que le condenan.
Ahora, vino al cántaro. El próximo 15 de mayo tendremos elecciones generales para elegir a nuestros futuros gobernantes. Ellos -gobernantes y líderes políticos- son los reyes magos modernos. Los que ofrecen villas y castillas. Quienes deciden nuestro destino como nación. El pueblo dominicano, siguiendo la tradición, concurrirá a las urnas a depositar su voto, lleno de ilusiones. Confiado en que sus gobernantes electos, “muchas cosas buenas nos traerán.” Que sus arcas repletas de santas promesas y sanas intenciones, no defraudarán sus esperanzas. Pero otra cosa grita el corazón. Quisiera estar equivocado. Poder reír. “Pero reírse del mal significa no estar dispuesto a combatirlo.” Y debo dar testimonio: No son buenas las cosas que están sucediendo y observo mientras mayo se aproxima sin saber que pedirle ni qué traerán estos reyes magos que confusos, temerosos y alborotados, se enfrentan.

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