¿Qué pasa en los Estados Unidos?

¿Qué pasa en los Estados Unidos?

Estados Unidos, cabeza de la civilización occidental, se está muriendo, y difícilmente se pueda recuperar.

Los imperios ‘nacen, crecen, se reproducen y mueren’, y así sucede hoy ante nuestra vista con el imperio del Norte. El primer gran imperio fue Egipto, en el África negra; luego vino Babilonia, en Asia; luego, en Europa, vino la gran civilización griega, y luego la civilización romana, y, ahora, desde América del Norte, rige el gran imperio gringo, el que ha producido el mayor desarrollo que se haya dado en toda la historia de la humanidad, con la más impresionante tecnología, y el mayor bienestar general, pero, todo tiene su principio y su final, y Estados Unidos vive hoy ese momento.

Los síntomas se pueden ver en titulares de los periódicos: violencia en las escuelas, tasas alarmantes de suicidios, treinta millones de personas viviendo solas, epidemia de venéreas y sida, especialmente en los colectivos gays; invasiones a otros países casi de forma ininterrumpida, deuda externa impagable, y fallos éticos en el liderazgo, sean políticos, empresarios o dirigentes sociales, todo lo cual no se debe ver de manera lineal, sino estructural, pues significa que, ¡se cae el imperio!

Los avances tecnológicos logrados en las últimas décadas, y otras fortalezas, no niegan el hecho central, y es que el imperio del Norte se muere, y esto no sucede por el triunfo del socialismo, ni por la dialéctica intrínseca del capitalismo, sino por dos fallas capitales: el descuido de la familia nuclear, y desorden en el Estado. Son los elementos que América Latina nunca logró superar, y que los nórdicos lograron por efecto de los ‘avivamientos’ cristianos del siglo XVIII, y que trajeron la Revolución Industrial de Occidente, con desarrollo científico, democracias parlamentarias, reivindicación de la mujer y mejoría notable de las condiciones materiales, hasta el punto, en Europa del Norte, prácticamente de eliminar el analfabetismo, la desnutrición, la violencia en las calles y las grandes epidemias.

Estas son las dos premisas fundamentales del desarrollo: ciudadanos que cumplan las reglas de juego y familias en las que los progenitores críen a sus propios hijos. Cumplir las reglas de juego es lo mismo que imperio de la ley, Estado de derecho o vigencia de las instituciones. Se ha constatado, en efecto, que los países donde rige el imperio de la ley tienen menos accidentes, menos corrupción, menos violencia en las calles y en las casas y mejores sistemas de seguridad social. Sin embargo, esto requiere ciudadanos responsables y capaces de respetar los acuerdos y las leyes. Cuando esto sucede, el Estado va sobre ruedas, y es como poner aceite en la maquinaria social.

Sobre la familia nuclear, Freud fue el primero en observar que las naciones desarrolladas mostraban una estricta disciplina sexual, y de ahí propuso la ‘sublimación’ como mecanismo de defensa, bajo el supuesto de que reprimir la ‘energía sexual’ la transformaba en ‘energía cultural’, pero todo como un intento por explicar la relación visible entre disciplina sexual y desarrollo social. Luego UNWIN confirmó, en un estudio sobre 96 sociedades, que las 16 que habían logrado su mayor avance, lo hicieron bajo una estricta disciplina sexual, y quelas sociedades ‘incivilizadas’, por el contrario, eran promiscuas. MAX WEBER, en medio de la Revolución Industrial, observó el predominio de la familia nuclear en la sociedades más avanzadas, lo cual es validado hoy por numerosos estudios sociales y económicos.

De modo que, asistimos a la caída del Imperio del Norte, y esto sucede por el descuido de dos elementos clave para el despegue de cualquier sociedad: ciudadanos responsables, y vigencia de la familia nuclear.

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