Maniobras de distracción.- El narcotráfico ha probado, hasta la saciedad, que no debe ser subestimado bajo ninguna circunstancia, pues siempre está dispuesto a hacer lo que sea necesario, sin importar el costo, para lograr su objetivo de llevar su mercancía allí donde le paguen un buen precio por ella. Por eso no puede descartarse que, ante los reiterados y contundentes golpes recibidos en los últimos tiempos  de las autoridades antinarcóticas dominicanas, esté recurriendo a maniobras de distracción para desviar la atención de sus perseguidores o para distraerlos, una estrategia que por demás ni es nueva ni es la primera vez que la utilizan. Ese parece ser el caso del más reciente operativo realizado en la terminal de carga del aeropuerto Las Américas, donde se han detectado tres cargamentos millonarios  de cocaína en menos de un mes. Durante tres largas  horas y auxiliados  de unidades caninas    miembros de la DNCD,  el Cuerpo Especializado de Seguridad Aeroportuaria (Cesa), el DNI, Aduanas y un fiscal adjunto estuvieron trabajando para que finalmente resultara que el cargamento sospechoso eran ¡hojas de guanábana! camufladas en tubos de aluminio y trozos de madera.

 Transparencia.-  Sin ánimo de llevarle la contraria al Procurador Radhamés Jiménez Peña, quien ha defendido la transparencia con que el Comité Nacional de Lavado de Activos llevó a cabo la subasta de los 28 relojes propiedad del capo boricua José David Figueroa Agosto, quiero decir aquí que si los miembros de ese comité se hubieran tomado la molestia de verificar que quienes pujaran en esa subasta no tuvieran vínculos conocidos con su propietario , socios o testaferros, lo que no era muy difícil ya que  la prensa los puso en evidencia de inmediato, no hubiera  sido necesario pedir su anulación. ¿Qué sentido tiene ahora, luego del escándalo, invocar la llevada y traída transparencia?