Sucedió en un sueño.- Tenemos el honor de invitarle al Gran Evento de Lectura Continua en Voz Alta, con miras a establecer un nuevo récord Guinnes, a celebrarse este domingo en Najayo. Así decía la invitación, y no había terminado de leerla cuando ya me encontraba (en los sueños el tiempo pasa como en las películas) en un gran salón junto a un grupo de personas, que pronto descubrí era el lugar donde se realizaría la lectura.
Efectivamente. Sobre un amplio y bien iluminado escenario un grupo de internos con vistosos uniformes de rayas amarillas y gorritos, también de rayas, que los hacían parecer inofensivos vendedores de helados, se mantenían callados y de pie, como si fueran miembros de un coro o de una rondalla universitaria. Pensé: estos deben ser los que romperán el récord. Así era.
De repente, salido de ninguna parte, se dirigió al centro del escenario un hombrecito arrastrando un carrito en el que acarreaba un enorme y pesado libro que depositó sobre una mesa frente al coro, a la que de inmediato se acercó uno de los internos, se aclaró la garganta, abrió el enorme libro y empezó a leer. Y así uno tras otro; unos con voz ronca, como acostumbrados a dar órdenes, otros con voz engolada de locutor, como si estuvieran dando un discurso trascendente y algunos casi en susurros, como si les diera vergüenza.
Hasta que sin saber cómo (en los sueños nunca dan explicaciones) me encontraba en un helicóptero junto al Procurador, que se solazaba del gran éxito del evento. Un poco despistado, sin comprender la razón de tanto entusiasmo, le pregunté tímidamente, pues al fin y al cabo estaba allí como periodista: señor Procurador, ¿quiénes eran esos y qué estaban leyendo? A lo que el funcionario, con fastidio, me respondió: los miembros del Comité Político del PLD leyendo el voluminoso expediente de Félix Bautista.
La ruidosa Comesola (¿será una maldita coincidencia?) que socava el hoyo donde mi vecino construirá un centro comercial me sacó de aquel sueño (lo sé ahora) casi feliz.