Qué se dice

Qué se dice

La quejas, como era de esperarse, están a la orden del día, pues a mucha gente que acude a un colmado o supermercado le cuesta trabajo entender porqué, si el Gobierno fijó topes para la venta de 17 productos de la llamada canasta familiar, los comerciantes se han hecho los desentendidos y los precios siguen, como si tal cosa, encaramados en las nubes.[tend] Las discusiones, en muchos casos, han estado a punto de provocar una desgracia, pues los comerciantes se niegan a vender barato lo que, según ellos, han comprado caro. La disposición de la Dirección General de Control de Precios, un anacronismo institucional propio de tiempos que se creían superados, ha pretendido atajar con una simple resolución una oleada de alzas que obedece a razones mucho más complejas que la especulación de un comercio inescrupuloso y oportunista. Esa resolución será otro gesto inútil, inaplicable en la realidad, pero con el perverso efecto de crear una falsa expectativa entre la población, que tendrá así un nuevo motivo para sentirse frustrada e impotente.

[b]¿Dónde están los dólares?[/b]

Si es cierto que el Fondo Monetario Internacional no nos quita el ojo de encima, a estas alturas sus técnicos deben estar rompiéndose la cabeza tratando de entender nuestra particular manera de hacer las cosas. Tome usted, por ejemplo, la tasa de referencia del dólar, que ayer se vendía a 35 pesos, pero con el pequeño inconveniente de que no aparece un dólar ni para remedio. Mientras tanto Candelier prosigue su agitado curso clausurando casas de cambio que se consideran ilegales, y los periódicos insisten en publicar, con una tozudez digna de mejores causas, un baratillo de dólares que no existe. Pero en la realidad, donde suceden las cosas, el que quiera juntarse con una buena cantidad de dólares tiene que pagar el precio de quien lo oferta, siempre y cuando sea una persona con mucha suerte, pues la aplicación de la macromacana ha tenido el curioso efecto de hacer desaparecer del mercado la moneda norteamericana. ¡Congratulaciones!

[b]Se busca un candidato[/b]

Se trata del primer efecto visible, la primera consecuencia directa, de la estrategia de los tres precandidatos perredeístas -Milagros Ortiz Bosch, Fello Suberví Bonilla y Enmanuel Esquea Guerrero- de aíslar al presidente Mejía, tras su decisión de separarse definitivamente del mandatario para trillar su propio camino con una candidatura única. Doña Peggy Cabral, presidenta de la comisión organizadora de la convención, anunció ayer, de manera sorpresiva, que serán reabiertas las inscripciones para la precandidatura presidencial, pues según dijo su misión es evitar a toda costa que el PRD sucumba en esta crisis, para que sea capaz de lograr el milagro: ganar las elecciones del próximo 16 de mayo. Pero lo que realmente está en juego, aunque doña Peggy no quiera decirlo, es la legitimidad de esa convención, necesitada de alguien «que le haga el coro», como suele decirse en la calle, a la solitaria candidatura del Presidente.

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