Escuchando a un experto.- El doctor Rafael Alburquerque, exvicepresidente de la República, exsecretario de Trabajo y redactor del actual código laboral, acaba de desmontar la falacia sobre la que se sostiene el argumento de la cúpula empresarial en su machacona insistencia, finalmente acogida en el Palacio Nacional, de que se modifique el Código de Trabajo: “Si lo que se persigue con la propuesta de reforma del Código Laboral Dominicano es tratar de crear empleos decentes o dignos, desde ya se puede asegurar que ese objetivo no se alcanzará y será frustrante, porque el derecho del trabajo no genera empleos ni destruye empleos”. La explicación del doctor Alburquerque es tan sencilla y fácil de entender que sorprende que el gobierno se haya dejado arrastrar por el afán reformador de los empresarios con el cándido argumento de los empleos dignos; porque lo que realmente genera o destruye empleos, según Alburquerque, es el modelo de desarrollo económico. Y el mejor ejemplo es el sostenido crecimiento, en el modelo de desarrollo dominicano, del empleo informal, que no es culpa de la obsolescencia del Código de Trabajo sino de las falencias de ese modelo. Como ya el presidente Danilo Medina se tragó el anzuelo y creó una comisión que revisará y actualizará la ley laboral dominicana, comisión en la que, dicho sea a propósito, los trabajadores insisten en no estar representados, hay que considerar agua pasada las consideraciones del reconocido experto laboral. Pero lo menos que puede hacerse desde el gobierno, dada la desconfianza de una de las partes en cuanto a las intenciones que impulsan esa reforma, es rodear el proceso de la mayor confiabilidad posible, aunque solo sea para mantener la paz laboral que disfrutamos. Imponiéndole a los trabajadores una representación que se niegan a reconocer es la peor manera de iniciar una reforma que ha despertado tantas suspicacias. Y lo que mal comienza…