¿Adiós a las chatarras?.- El proceso de expedición de la revista, que la Dirección Nacional de Tránsito Terrestre extendió hasta el próximo 31 de enero, nos retrata de cuerpo entero, y no solo a quienes honrando el vicio nacional de dejarlo todo para última hora hacen largas filas en los alrededores del Estadio Quisqueya en procura del documento, sino también a las autoridades responsables de que cumpla el propósito para el cual fue diseñado: garantizar que los vehículos que circulan por nuestras calles estén en buenas condiciones mecánicas a fin de que no representen un peligro para sus conductores, pasajeros y peatones. Y es que, a pesar de que su expedición fue descontinuada por varios años sin que se ofreciera explicación alguna, la campaña publicitaria recordándoles a los ciudadanos su obligación de adquirirla así como los requisitos que deben reunir sus vehículos fue muy tímida y discreta, sobre todo cuando se compara con la del marbete de la placa, lo que tal vez explique la flexibilidad de las autoridades al conceder una prórroga tan generosa a los morosos de siempre. La pregunta que habrá que hacerse, una vez concluido el proceso de expedición, es si los miles de vehículos a los que se les negó el documento por no reunir condiciones para circular, muchos de los cuales son auténticas chatarras rodantes, se mantendrán fuera de las calles hasta que cumplan con lo que exige la Ley de Tránsito. Luis Estrella, director de Tránsito Terrestre, explicó hace unos días que esa responsabilidad recaerá sobre la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), cuyos agentes deberán velar porque los padres de familia propietarios de esas chatarras no sigan contaminando el ambiente ni siendo causa frecuente de accidentes, a menudo fatales. Ahí tiene el general Juan Brown, quien tiene fama de tener los juegos pesados, la oportunidad de hacer lo que nunca se ha hecho para enfrentar el caos que caracteriza el tránsito en la República Dominicana.