Qué se dice

Qué se dice

Claudio Acosta

Violencia y turismo.- Ya sé que suena repetitivo y cansón, pero hay que seguir insistiendo en lo mismo: cada vez que en el país muere un ciudadano extranjero víctima de la delincuencia se resiente nuestra principal industria, el turismo, pues nos presenta ante los ojos del mundo como un país de violentos donde nadie está seguro. Y ni hablar si las víctimas son dos turistas disfrutando de este fallido paraíso tropical, como acaba de ocurrir en un hotel de Boca Chica, donde una pareja de italianos fue apuñalada en un asalto ¡en su propia habitación! Y como uno en estas circunstancias no sabe qué más escribir o recomendar a las autoridades que no haya dicho o recomendado ya, hay que resignarse a seguir lloviendo sobre mojado al advertir, nueva vez, sobre las consecuencias de esos crímenes que tanto daño le hacen a la imagen de la República Dominicana. ¿Quién querría visitar un país donde te matan a balazos para robarte el motor en el que te transportas? ¿O donde hay que andar armado para poder matar antes de que te maten? ¿O donde los turistas pueden ser asaltados y apuñalados en una habitación del hotel donde se encuentran hospedados? Hace tiempo que sabemos que al transitar por cualquiera de nuestras carreteras en horas de la noche nos jugamos la vida y las de quienes nos acompañan, pero también que, si nos descuidamos, podemos ser víctimas de un asalto a plena luz del día mientras esperamos el cambio de luz de un semáforo en nuestras más transitadas avenidas. ¿Por qué tendría que ser diferente con quienes nos visitan si, de hecho, resultan más atractivos para los delincuentes? Duele decirlo de esta manera, pero talvez ahora, cuando la inseguridad ciudadana amenaza convertirse en una seria amenaza para nuestra principal fuente de divisas, se animan nuestros gobiernos a hacer lo que hay que hacer para evitar que los delincuentes que nos han robado el sueño y la tranquilidad nos roben también el país y su futuro.

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