El enemigo en casa. En su condición de secretario general del PLD es lógico que Reinaldo Pared Pérez le reste importancia a las denuncias de irregularidades, que calificó de “hechos aislados”, que matizaron la elección de los 168 nuevos miembros del Comité Central, porque es su responsabilidad, como buen peledeísta, preservar la imagen de partido unido y disciplinado. Pero su esfuerzo, como el de tantos otros dirigentes, por ocultar la utilización de recursos públicos y no tan públicos, que en algunas zonas se hizo tan ostensible que provocó denuncias de varios senadores, para influir en el voto de los peledeístas, ha resultado tan inútil como querer tapar el sol con tan solo un dedo. Puesta en evidencia, de manera tan notoria, la “perredeización” del partido oficial, un contagio para el cual no se vacunaron oportunamente, poco sentido tiene que el liderazgo peledeísta siga fingiendo que no pasó lo que todos vimos que sucedió, y mucho peor será si ese auto engaño llega tan lejos que impida sancionar como corresponde a los responsables . ¿Cómo evitar entonces que en la próxima confrontación unos y otros vuelvan a las andadas? ¿Qué impedirá que en la elección de las candidaturas nacionales (regidores, alcaldes, diputados, senadores y Presidente de la República), donde habrá mas intereses en juego, el odioso fantasma de la perredeización haga de nuevo aparición? Me consta que hay dirigentes peledeístas muy preocupados por lo que pudiera ocurrir de no imponerse a tiempo los correctivos, y es natural que así sea, pues la ausencia de una oposición en capacidad de disputarle al PLD el control del Estado puede hacer que su dirigencia pierda de vista que, en ese panorama aparentemente tan favorable, el verdadero enemigo es el que acecha dentro de su propia casa.