Qué se dice

Qué se dice

Claudio Acosta.

Deprimente espectáculo-A estas alturas es difícil saber quien tiró la primera piedra o dio el primer paso para descalificar el trabajo que realiza el otro a pesar de que, al menos en teoría, pertenecen al mismo equipo, pero se ha llegado tan lejos en esa ingrata tarea que tal vez no valga ya la pena saber quién empezó el pleito. Si fue el jefe de la Policía, el mayor general Manuel Castro Castillo, cuando se quejó de que la mayoría de los “delincuentes” que apresa salen en libertad tan campantes, o Yeni Berenice Reynoso, la fiscal del Distrito Nacional que no baraja pleitos, al reprocharle a los jueces su debilidad frente a los agresores de Francina Hungría; o si fueron esos mismos jueces quienes, al responderle, quisieron poner en evidencia la impericia y la falta de profesionalidad y rigor científico de las investigaciones que realiza el Ministerio Público para sustentar sus expedientes. Por eso tampoco es posible saber si las demoledoras críticas del Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito, a la Policía, a la que casi llegó a ridiculizar, son una reacción a supuestos o reales ataques recibidos, o un aporte gratuito, y de su propio peculio, a la destrucción de lo poco que le queda de buena imagen a la llamada institución del orden. Sea cual sea la causa de lo que está ocurriendo hay que decir, porque alguien tiene que decirlo, que los ciudadanos no nos merecemos el deprimente espectáculo que nos ofrecen nuestras autoridades, sobre todo porque se produce en el momento menos oportuno; en medio de la peor crisis de seguridad pública de la que se tenga memoria. Y es que no se pudo escoger un peor momento para decirnos que la cacareada modernización de la Policía y sus métodos investigativos son una charada, que los expedientes que instrumentan los fiscales son en realidad coladeros de delincuentes, criminales y narcotraficantes, y que nuestros jueces tardan mas tiempo en beberse una taza de café que en enviarlos de nuevo a las calles para que sigan haciendo de las suyas.

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