Qué se dice

Qué se dice

Claudio Acosta.

El mismo tropezón, la misma piedra.- No es mi propósito poner en entredicho las buenas intenciones que podrían haber llevado al empresario del transporte Antonio Marte a proponer, como parte de una serie de medidas destinadas a resolver el caos y el pésimo servicio que caracterizan nuestro sistema de transporte público de pasajeros, que el gobierno compre los carros del transporte público con más de veinte años de fabricados, léase las chatarras, para sustituirlos por autobuses y minibuses que funcionarían con gas natural. De esta manera, según el presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones del Transporte (Conatra), se “limpiarían” las rutas urbanas y los usuarios recibirían un servicio de mayor calidad, confort y seguridad. Hasta ahí, porqué no decirlo, todo luce muy bonito, más que nada porque, en principio, nadie razonablemente sensato se opondría a una mejoría sustancial de un servicio que deja tanto que desear. El problema está en que la experiencia nos ha enseñado, y a un costo exorbitante para el Estado dominicano, que los negocios con los choferes y transportistas dizque para sacar las chatarras de las calles y renovar las flotillas de autobuses y minibuses siempre terminan mal, sobre todo para los usuarios. Solo basta citar como ejemplo el famoso Plan Renove, de ingrata recordación –por cierto– para el presidente de Conatra, que ni sacó las chatarras de las calles ni mejoró las condiciones de uno de los peores sistemas de transporte público de pasajeros del mundo. ¿Será que no aprendemos ni tropezando una y otra vez con la misma piedra?

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