QUÉ SE DICE

QUÉ SE DICE

Misión imposible.- No era difícil imaginar que detrás de la brutal agresión a machetazos de la que fueron víctimas 29 personas en un establecimiento de diversión de Los Alcarrizos están las drogas, pues su tráfico y consumo suelen ser el combustible de la mayoría de los delitos de los que somos víctimas los ciudadanos en los inseguros tiempos que estamos viviendo. Residentes en ese municipio contaron a redactores de este diario que el pleito en el “Rinconcito de José bar” fue por el control del microtráfico en la zona, pues según dijeron allí operaba un punto de drogas encubierto. “El pleito vino porque los macheteros entendían que les estaban quitando su negocio”, relató un vecino que, por temor a represalias, se negó a dar su nombre. Se trata de un problema que viene de viejo en Los Alcarrizos, pero que ha empeorado en los últimos tiempos debido, según sus moradores, a la complicidad de miembros de la Policía Nacional con los narcotraficantes, a los que protegen y cobran peaje. La denuncia habrá de sonar muy familiar a muchos oídos, pues se repite desde hace tiempo de barrio en barrio y ha sido recogida en innumerables ocasiones por los medios de comunicación, pero pocas veces esas reiteradas y repetitivas denuncias –que involucran también a miembros de la DNCD– tienen consecuencias. Y así es muy difícil, para no decir imposible, enfrentar con éxito el tráfico de drogas y la violencia delictiva y criminal que la acompañan, una dificultad que, si acaso sirve de consuelo, enfrentan otros países –México, por ejemplo– que no han podido evitar que el poder corruptor del dinero que genera el narcotráfico contamine hasta los tuétanos a los organismos responsables de su represión y persecución.

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