Qué se dice

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Claudio Acosta

Sobre el peaje.- Mientras choferes y transportistas dicen estar a la espera de que el gobierno se abra al diálogo para tratar de convencerlo de que no suba el peaje, obreros al servicio del Ministerio de Obras Públicas trabajan a marchas forzadas en la construcción de las casetas y barreras que permitiría a las autoridades cobrarlo, tanto a la ida como a la vuelta, en las principales autopistas y carreteras del país. Un buen entendedor interpretaría esa febril actividad como una señal clara de que el alza del peaje es una decisión tomada para la que no habrá rectificación, como ha ocurrido en otras ocasiones con otras medidas, no obstante el creciente rechazo que está recibiendo. Hay quien opina que el gobierno, apostando a los altos niveles de aceptación de que goza el presidente Medina, está dispuesto a tomarse algunos riesgos anunciando medidas impopulares pero necesarias para agenciarse los recursos que le permitirán materializar sus planes y proyectos, como es el caso del incremento de un 233.33% al peaje, aunque eso signifique enfrentarse a los belicosos transportistas, a los que hasta ahora ha podido mantener comiendo de su mano a costa de miles de millones de pesos que les subsidia a través del gasoil. Si los que así piensan tienen razón habría que prepararse también para escuchar el anuncio oficial de que se permitirá a Falcondo explotar Loma Miranda, lo que pondrá en pie de guerra a amplios sectores de la población, incluida la influyente iglesia católica, que abogan porque se le declare parque nacional. Con un gobierno tan ambivalente siempre es arriesgado apostar sobre lo que hará o dejará de hacer, pero de una cosa sí debemos estar todos conscientes, empezando por los actuales inquilinos del Palacio Nacional: ningún gobernante puede vivir una luna de miel permanente con sus gobernados, mucho menos en un país tan complicado, y con tantos problemas, como este. Aunque se llame Danilo Medina.

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