El doctor Waldo Ariel Suero, presidente saliente del CMD, quiere aprovechar el tiempo que le queda de aquí a diciembre, cuando asume la nueva directiva del gremio, para mantener la zozobra en los hospitales públicos, que los médicos volverán a paralizar el miércoles y el jueves de esta semana. Ariel Suero justificó el nuevo paro con el argumento de que la ministra de Salud, la doctora Altagracia Guzmán Marcelino, faltó a su promesa de convocar a los médicos al diálogo luego de concluido el proceso electoral. Pero lo que parece haberle molestado es que la funcionaria se niega a reunirse con él, lo que habría expresado de manera abierta, dijo, en un programa de televisión. Son declaraciones que confirman lo que algunos sospechábamos; que el enfrentamiento entre el presidente del CMD y la ministra de Salud degeneró en un asunto personal, en una guerrita de egos en la que no ha habido ganadores si no muchos perdedores, como lo son todos los ciudadanos que en esta temporada de huelgas y paralizaciones acuden a los hospitales y tienen que regresar a sus casas sin haber sido atendidos. ¿Es eso justo? Es evidente que no y ambos lo saben, o se supone que deberían saberlo, porque lo cierto es que tanto la ministra como el presidente del CMD han exhibido un comportamiento muy poco razonable, lo que explica que todavía se esté hablando de huelgas y paros y muy poco de diálogo y negociación. ¿Por qué no esperar que la doctora Guzmán Marcelino, que ayer se reunió con monseñor Jesús Castro Marte, rector de la UCSD, para fijar el día y (tentativamente el próximo 14 de diciembre) en el que se juntará con el nuevo presidente del CMD, retome las conversaciones, y mientras tanto se permite que los hospitales públicos regresen a la normalidad? Lo mucho, doctor Suero, hasta Dios lo ve, y mas en su caso, pues con su huelguitis aguda hace rato que cruzó la rayita donde dice demasiado.