Qué se dice: Confesión de parte

Qué se dice:  Confesión de parte

Que las alianzas electorales son, en esta tropicalizada y bullanguera democracia, una vulgar repartidera de cargos y posiciones en el Gobierno es una verdad tan conocida como vergonzosa, por lo que nadie puede alegar sorpresa    cuando ve la desfachatez conque nuestros políticos se reparten el pastel y nos dejan con la cara larga, a pesar de que son nuestros impuestos los que pagan la fiesta en la que les va  tan bien. Pero no siempre se tiene la oportunidad, a propósito  de esa desfachatez cada vez más  irritante, de ver   a un funcionario de la categoría del Ministro Administrativo de la Presidencia, considerado el vocero político  del presidente Danilo Medina, reconocer  que las instituciones  del Estado son utilizadas para saldar deudas  políticas  contraídas por las cúpulas partidarias mediante acuerdos electorales. Abordado  en los pasillos del Palacio Nacional José Ramón Peralta justificó, como si se tratara de la cosa más natural del mundo, el aviso de que sería removido de su cargo que le hizo el presidente del PRD, Miguel Vargas Maldonado, al director del IDSS, el psiquiatra  César Mella, pues eso es parte del acuerdo entre el PLD y el PRD para  respaldar  la reelección del presidente Danilo Medina. “Eso fue parte del acuerdo. El presidente del PRD propone y el Presidente hace el nombramiento final”.  Así de fácil,  así de simple, así de sencillo. Eso no justifica, de ninguna manera, la forma irrespetuosa como fue tratado el conocido  psiquiatra, ni  explica por qué el presidente  del PRD decidió “disponer de su cargo”, pero Radio Bemba, y unas declaraciones de Guido Gómez Mazara, su archienemigo, sugieren que unas licitaciones que el director del  IDSS rechazó podrían ser la causa de su repentina desgracia. Pero de eso solo puede hablar con propiedad  César Mella, quien después  de las declaraciones  de Peralta sacándole la alfombra de los pies debería recoger sus motetes, pues no parece muy digno tratar de  quedarse donde sabe, con dolorosa certeza, que no lo quieren.

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