Si de buenas intenciones están empedrados los caminos del infierno lo mismo puede decirse, aunque la comparación pueda parecer exagerada, de las soluciones o bajaderos que se le están buscando a la crisis que mantiene al PLD coqueteando peligrosamente con la división. Con el agravante, en el caso del partido de gobierno, de que la confrontación entre danilistas y leonelistas ha alcanzado un nivel de crispación y desconfianza tal que ya no es posible creer en las buenas intenciones de sus contrarios. Es lo que explica la pobre receptividad que ha tenido la propuesta “salomónica” del vocero peledeísta en la Cámara de Diputados, Gustavo Sánchez, que al decir del proponente ya está en manos de la dirección de su partido así como de la Comisión Bicameral que trabaja en la empantanada Ley de Partidos. ¿Qué dice esa propuesta? Básicamente que para las elecciones del 2020 se mantengan, como hasta ahora, el sistema de primarias cerradas, y que para el 2024 sean abiertas, simultáneas y utilizando el padrón de la Junta Central Electoral (JCE). La reacción de los leonelistas, que han defendido a capa y espada (y con la Constitución en las manos) las primarias cerradas, no se hicieron esperar, expresando abiertamente su temor de que en una eventual reforma de la Constitución le metan de contrabando la reelección del presidente Danilo Medina, o simplemente descalificándola por “absurda” y “doblemente inconstitucional”. Poco faltó para que calificaran de indecente la propuesta del vocero peledeísta en la Cámara de Diputados, quien debe sentirse tan frustrado como preocupado al comprobar que las cosas han llegado tan lejos en el PLD que ya no hay espacio ni para las soluciones salomónicas.