Un viejo conocido de la justicia dominicana, como lo definió ayer un periódico, Ernesto Bienvenido Guevara, alias Maconi, vuelve al banquillo de los acusados, esta vez por haber sido señalado como el propietario del alijo de 1,550 kilos de cocaína decomisados la pasada semana en alta mar en la bodega del buque de carga Kaluba. Por tratarse de un reincidente de alto perfil pues ya cayó preso en 1994, cuando fue sometido junto a Rolando Florián Féliz y condenado a 10 años de prisión, así como en el 2009, cuando fue extraditado a los Estados Unidos junto a Quirino Ernesto Paulino Castillo, donde fueron condenados por narcotráfico internacional, su detención y sometimiento a la justicia ha sido objeto de gran atención por parte de los medios de comunicación. Son esos mismos medios los que han resaltado la “suerte” que le ha permitido salir bien librado, conservando incluso gran parte de la fortuna que amasó con sus actividades ilícitas, de las consecuencias de sus dos procesos judiciales anteriores, en gran parte por culpa de la benignidad conque ha sido tratado por las autoridades norteamericanas, que por el camino que van muy pronto convertirán las extradiciones hacia su territorio en un estímulo adicional para los narcotraficantes de estas latitudes. Por eso es inevitable que nos preguntemos, a propósito de este nuevo proceso contra Maconi, si a la tercera será por fin la vencida y le tocará recibir el castigo que merece o si, como hasta ahora, la “suerte” lo seguirá acompañando. Si eso llega a ocurrir se convertiría en una burla viviente a nuestro sistema de justicia y, sobre todo, a la lucha de nuestras autoridades contra el flagelo del narcotráfico.