Diez días tiene el gobierno para dar una respuesta concreta al reclamo de miles de familias que carecen de títulos de propiedad en Los Tres Brazos, donde también tendrá, en ese mismo plazo, que reparar sus calles, aceras y contenes, intervenir cientos de cañadas y solucionar el problema del drenaje pluvial, entre otras obras urgentes, pues de lo contrario sus residentes impedirán que inaugure el Teleférico, que según sus constructores ya se encuentra en su etapa final. La advertencia (¿o sería mas apropiado llamarla amenaza o chantaje?) la hizo ayer, en rueda de prensa, el Núcleo de Organizaciones Comunitarias del populoso sector capitalino, que alegan que con su construcción no quedan resueltos los principales problemas de la comunidad. Es evidente que en Los Tres Brazos se dispararon las expectativas de sus residentes con la construcción de esa obra, pero a estas alturas también lo es que el Gobierno no incluyó en su planes, ni en su presupuesto, ir más allá. Y como sus dirigentes se han dado cuenta de que la obra no traerá, como pensaron, la solución a todos los males que los aquejan, quieren obligar al gobierno, a la mala, a que haga en unos cuantos días lo que no se ha hecho en los últimos treinta años. ¿Cederá el Gobierno a la amenaza? ¿Se dejará intimidar por la violencia implícita en la advertencia? Es obvio que no puede, ni debe, hacerlo, ya que no tendría cómo responder a quienes imiten a las organizaciones de Los Tres Brazos haciendo emplazamientos inaceptables para este o cualquier gobierno. Pero no es el primero ni será el último, desgraciadamente, pues ya se ha hecho costumbre, como consecuencia de la incapacidad del Estado dominicano de dar respuesta oportuna a las necesidades mas urgentes de gran parte de la población, que se le reclame de manera violenta, o mediante la amenaza y el chantaje, que se ponga al día con una deuda social que, peligrosamente, no para de crecer, al igual que la impaciencia de los reclamantes.