Como era de esperarse tratándose de un gremio “ingobernable” como el CMD, médicos del hospital infantil Robert Reid Cabral desafiaron la disposición de su director de sancionar al personal que ofrezca declaraciones a los medios celebrando una rueda de prensa en la explanada frontal del centro asistencial, en la que reiteraron las denuncias sobre las precariedades y carencias conque realizan su trabajo. El presidente de la seccional del CMD, Luis Peña Núñez, acompañado del expresidente del gremio Waldo Ariel Suero y las infectólogas Chabela Peña y Josefina Fernández, advirtieron que defenderán “hasta las últimas consecuencias” el derecho constitucional a la libre expresión y a la protesta pacífica. Pero también reiteraron la denuncia de las doctoras Peña y Fernández sobre la falta de reactivos en el laboratorio de microbiología, a la que agregaron el hacinamiento en el área de consulta externa, donde se asignan hasta cuatro médicos por cubículo, la falta de sábanas, la existencia de plagas, el cierre del área de odontología desde hace ocho meses, y las debilidades y deficiencias en el banco de sangre, entre otras carencias. Un verdadero desastre que debería avergonzar a su director, pero ni siquiera eso justifica que pretenda imponerle una mordaza al personal médico. ¿Pero qué pasará ahora? ¿Serán sancionados esos médicos, como les advirtió en su comunicación? Sería echarle más leña al fuego, y atizar un conflicto que, como siempre, a quienes mas perjudicará será a los pacientes que acuden a los hospitales públicos. Lo curioso es que en el SNS han negado que prohibieran al personal hablar con la prensa, pero ayer el Ministerio de Salud ratificó la prohibición. La discrepancia preocupa y ojalá no sea una mala señal, como lo es escoger el camino de la confrontación con un gremio tan combativo y beligerante como el de los médicos, un error que el gobierno todavía está a tiempo de enmendar.