Xiomara Guante, la flamante presidenta electa de la ADP, ha vuelto a reiterar su compromiso de no llevar la política partidaria  al gremio magisterial, afirmación que  ha caído muy bien, pues la política, o mejor dicho la politiquería, le ha hecho mucho daño a ese sindicato, el más grande del país, pero también ha contribuido de manera significativa al deterioro de la imagen social del maestro. Aunque de inmediato aclaró, en una entrevista que concedió a un canal de televisión,   que no renunciará a su trabajo político partidario en el PRM, del que es vicepresidenta,  que limitará a sus locales. ¿Quiere eso decir que ya no veremos a los maestros promoviendo  huelgas y paralizaciones de docencia por cualquier quítame esta paja? Particularmente no me hago muchas ilusiones,  pues el luchismo ha calado hasta los tuétanos ese sindicato, además de que la estructura organizativa de la ADP, completamente descentralizada, deja espacio a que se cometan excesos en nombre de unos “derechos” que nunca deberían estar por encima del derecho de los estudiantes a recibir docencia y una educación de calidad. Ese no será, desde luego,   el único problema  que deberá enfrentar en un gremio que, hasta hace poco, se mantenía en permanente confrontación con el Ministerio de Educación y su incumbente  Andrés Navarro. Sin embargo, la presidenta de la ADP se muestra convencida de que es posible conjugar los intereses del magisterio y los de la educación dominicana, siempre y cuando, precisó,  ese ministerio  abra una vía de comunicación fluida. Ojalá que así sea, y que su optimismo encuentre justificación. Ahora solo falta saber si a la hora de la verdad, frente a los problemas y desafíos que de seguro le esperan,  utilizará un  guante  de seda o  uno de boxeo.