El nuevo presidente de la DNCD, vicealmirante Félix Alburquerque Comprés, llegó con un escobón en las manos, pero solo para barrer para adentro, como pueden describirse los cambios que dispuso en mandos regionales, aeropuertos y puertos del país, destinados “a fortalecer la lucha contra el narcotráfico”. Desde luego, todos sabemos que en medio del escándalo en que llegó, que provocó la renuncia del anterior incumbente, lo menos que podía hacer era ese amaraco más efectista que efectivo, pues esos cambios, al igual que los que se produjeron recientemente en la Policía, no cambian absolutamente nada. Aún así, estamos en la obligación de tomarle la palabra, y asumir que habla en serio cuando afirma que sí es posible combatir el narcotráfico y limpiar a la sociedad del cáncer que la está consumiendo. El vicealmirante Alburquerque Comprés declaró al Gobierno de la Mañana que en la DNCD existen los planes para enfrentar el flagelo, que tiene el mapeo criminal del narcotráfico y las zonas mas vulnerables, y que lo aplicará junto a la Procuraduría General, como cabeza de la investigación, y la participación de la Policía y las Fuerzas Armadas. Lo que hace que uno se pregunte: ¿Y es que no se aplicaba antes, que las cosas han llegado tan lejos? El presidente de la DNCD recordó en sus declaraciones que el combate al narcotráfico no es solo responsabilidad del Gobierno sino también de la ciudadanía, que debe denunciar dónde están los puntos de drogas, y estamos de acuerdo. El problema está en que la connivencia entre los narcos y sus agentes convierte al denunciante en potencial víctima de represalias, mancuerna que constituye uno de sus principales desafíos. De todas maneras hay que desearle suerte al vicealmirante Alburquerque Comprés, pero con la esperanza en que pueda demostrar, como afirmó, que sí es posible combatir con eficacia el cáncer que consume a la sociedad dominicana.