Qué se dice

Qué se dice

En lo que se logra que la Policía Nacional acoja los nuevos procedimientos legales que pretenden evitar la privación a la ligera de la libertad, habrá que seguir abriendo los ojos con el mortal estilo de algunos agentes que acaban rápidamente con la vida de determinados sujetos.[tend] El caso del haitiano Carlos Alberto Santana, ultimado a balazos después de haber sido reducido a la obediencia en la fiscalía de Santo Domingo Oriental, demuestra que ciertos uniformados siguen considerándose, atrozmente, en capacidad de decidir cuáles de sus cautivos merecen seguir viviendo o cuáles no. Lo de Santana tiene todas las características de un asesinato. Si bien es cierto que el prisionero se había constituido agresivamente en secuestrador –por culpa de la misma Policía que lo encerró en una celda sin desarmarlo- los propios rehenes redujeron a nada su peligrosidad. ¿Cómo entonces minutos después de ser entregado a los agentes resultó que era un cadáver? La Justicia debería ser suficientemente responsable para dar una respuesta.

[b]Rateros en zafra[/b]

Es filosofía de muchos truhanes del patio aquello de que todos los días sale un tonto a la calle. En realidad el dicho se queda corto, y más cuando llega la Navidad miles y miles de dominicanos reciben el sueldo trece del año, dinerito que a causa de la intensa inflación, se vuelve sal y agua. Sabido es que las oleadas de compradores incentivan a los típicos carteristas y timadores a lanzarse a las calles en cacería. Los arrebatadores de bolsos están más activos que nunca y unos pillos de manos veloces están estafando a cualquiera que se arriesgue a canjear informalmente sus dólares en plena vía pública. Las avenidas Mella y Duarte y la calle El Conde son lugares preferidos de los rateros, y estamos en la época en que más frecuentemente los delincuentes se hacen pasar por choferes y pasajeros del malhadado concho para desvalijar a usuarios y hasta para peores fines. A cada quién que cuide lo suyo, pues aunque la Policía suele decir que para esta época refuerza la vigilancia, en realidad se trata de un cuerpo de limitado alcance.

[b]Garantizar el quórum[/b]

Se da por seguro que emergerán aspirantes adicionales a la candidatura presidencial con vista a la convención auspiciada por una facción del Partido Revolucionario Dominicano para llevarse a cabo el 18 de enero. El “pepehachismo” está en vías de asegurarse que no haya en el futuro más rupturas del quórum, como ocurrió con la retirada en el último momento de las aspiraciones de la vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch, del secretario de Turismo Rafael Suberví Bonilla y del doctor Emmanuel Esquea, ex presidente del PRD. Algunos observadores hacían comparaciones con lo que ocurrió en 1974, cuando el reeleccionismo de Balaguer logró una maltrecha imagen de legitimidad para las elecciones generales gracias a que el candidato de minoría Homero Lajara Burgos mantuvo su candidatura mientras la oposición, encabezada entonces por el PRD, se retiró ante el apabullante uso de los recursos oficiales a favor del reformismo. Aunque el presidente Hipólito Mejía está dispuesto a seguir quedándose como la única opción en unas primarias, hay tiempo suficiente para la aparición de meteóricos “rivales”, pero de esos que no dan dolor de cabeza. Se supone que las apariencias estarían salvadas aunque muchos no se traguen el cuento.

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