¿Se acuerdan del Programa Eventual Mínimo de Empleo, mejor conocido como PEME, y su lema “Pagar para no Matar”? ¿Recuerdan a su director, el dirigente peledeísta Luis Ynchausti, quien fue a dar con sus huesos a la cárcel acusado de un supuesto  desfalco de 1,438 millones de pesos en perjuicio del Estado  dominicano a través de ese “programa social”? Les refresco la memoria porque, de manera sorprendente, su ideólogo nos está vendiendo el PEME, puesto  en vigencia durante el primer gobierno  del PLD y del doctor Leonel Fernández Reyna (1996-2000), como una forma de contrarrestar la alta incidencia de hechos delictivos, la violencia social, y hasta los feminicidios, un mal para el que todavía no encontramos el remedio adecuado. Ynchausti sostiene que el PEME, a pesar de haber sido “satanizado por algunos”, resultó ser un muro de contención que mantuvo a  raya la delincuencia, disminuyó los intercanbios de disparos, la violencia intrafamiliar y una serie de acontecimientos que hoy representan una amenaza a la paz de la sociedad dominicana. ¿Pero realmente cree Luis Ynchausti que con  repartirle dinero a los tígueres de los barrios, pagarles para no tener que matarlos  o que ellos nos maten a nosotros,  se va a resolver el problema de la delincuencia? ¿Cuántos miles de millones de pesos habría que buscar para poder “mantener a raya” a unos delincuentes que desde el 2000 para acá se han multiplicado de manera exponencial?  La próxima pregunta sería quién evitará que el PEME, resucitado y relanzado, no terminará convertido en otro escándalo de corrupción sin sanciones ni consecuencias, al igual que  su primera versión, como sería oportuno preguntar  también si un eventual regreso del expresidente Fernández al Palacio Nacional nos traerá mas de lo mismo, pero esta vez muchísimo peor.