El omnipresente fantasma de la reelección no solo es una amenaza permanente a la Constitución, ese ultrajado pedazo de papel, sino que también ha terminado destruyendo la credibilidad política del presidente Danilo Medina, poniendo todas sus acciones de gobierno bajo sospecha de formar parte de su agenda reeleccionista. Por eso no debe sorprender que el anuncio del Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo de que el mandatario convocó para el 2 de octubre al Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), que deberá sustituir a cuatro miembros del Tribunal Constitucional y evaluar el desempeño, con fines de destitución o ratificación, de los jueces de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), haya sido interpretada como parte de esa agenda. Por supuesto que se trata, como bien explicó el funcionario, de una facultad del presidente Medina en su condición de presidente del CNM. Pero al producirse tan cerca de la anulación del recurso que buscaba habilitar al mandatario para que pueda postularse para un tercer periodo, en lugar de hacerlo en diciembre o a principios del año próximo, cuando se cumple el plazo de siete años para la evaluación de los jueces de la Suprema, puede pensarse que entre una cosa y la otra existe una relación de causa y efecto. Al hacer el anuncio de la convocatoria el doctor Flavio Darío Espinal declaró que el presidente Medina promete, al igual como ocurrió con la anterior, un proceso “transparente, participativo y riguroso, con miras a fortalecer cada vez mas a las altas cortes, así como el sistema institucional democrático del pais”. Hermosas palabras y buenos deseos, pero no consiguen despejar el temor de que la agenda reeleccionista sea la que determine la sustitución de los cuatro jueces del Tribunal Constitucional que cesan en sus funciones.