Dicen en la calle que entre bomberos no se pisan las mangueras, pero parece que esa socorrida expresión popular con la que queremos resaltar la solidaridad, la consideración y el respeto que debe primar entre los miembros de un mismo cuerpo no aplica ni a policías ni a guardias. Ayer militares y policías retirados que montaron un piquete frente a la Hermandad de Pensionados de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, en reclamo de un aumento salarial en la misma proporción que el que recientemente hizo el Gobierno a sus compañeros activos, fueron reprimidos a bombazos por un contingente policial que fue enviado al lugar a imponer el orden. La acción fue calificada como “un abusivo acto de represión” por el mayor retirado Juan Tomás Rodríguez Taveras, presidente de la Asociación de Policías Dominicanos (Apodom), quien lamentó que hombres que han servido a los cuerpos castrenses hasta por 40 años sean reprimidos brutalmente por reclamar un derecho humano justo y digno. Y afirmó, para remachar su dolida queja, que el Gobierno no actúa con la misma dureza cuando se trata de combatir la corrupción o de enfrentar la criminalidad. Todos sabemos que tiene razón, pero por hacer esa clase de pronunciamientos es que al oficial retirado, quien ha encabezado varias protestas exigiendo mejores condiciones laborales para los policías activos y retirados, se le considera un cabeza caliente, y como tal se le trata. Y ese tratamiento parece que incluye las bombas lacrimógenas con los que un contingente policial reprimió, fuera de toda proporción, el piquete de los pensionados, olvidando que mañana puede tocarle a ellos reclamar en la calle un retiro más digno.