Escalada represiva.- El extranjero que en estos días  se encuentre de visita en el país y por curiosidad quiera informarse, ojeando un periódico o encendiendo el televisor, de lo que está pasando en este paradisiaco destino  de sol y playas, podría llegar a falsas conclusiones luego de ver a miembros de la Policía Nacional reprimir con bombas  lacrimógenas y disparos al aire a un grupo de cinco jóvenes que intentaron instalar un campamento frente a la Procuraduría General de la República, que tampoco respetó la investidura de un grupo de diputados de la oposición que acudió al lugar a pedir una explicación de lo ocurrido. ¿Por qué se reprimió con tanta violencia a quienes, de manera pacífica, solo pretendían protestar contra la corrupción y la impunidad?, se habrá preguntado ese extranjero, sorprendido de que se recurra con tanta facilidad  a métodos tan poco democráticos. Y lo mismo nos estamos preguntando los que vimos por televisión las imágenes de lo que ocurrió,  que no acabamos de entender porqué el gobierno se comporta como un aliado y defensor de los corruptos, aunque no pueda decirse que nos haya sorprendido la  desproporcionada  reacción de las tropas policiales contra jóvenes que no representan una amenaza  para el orden público. Porque si algo ha demostrado el gobierno, desde que el Movimiento Verde demostró  fuerza y  capacidad de convocatoria, es que no está en disposición de satisfacer sus reclamos.  Y la única explicación posible de que haya decidido cargar con un muerto tan pesado es su compromiso con el prevaleciente clima de  corrupción  e impunidad, que lo quieran reconocer o no los peledeístas es una verdadera  amenaza a la gobernabilidad democrática que cuidan con tanto celo y malos modos.