La mala conciencia de los peledeístas, que hace un buen rato desertaron, por voluntad propia, de sus ideas y principios, los ha llevado a pensar que pueden redimirse o aligerar el peso de sus culpas y remordimientos bautizando con el nombre del profesor Juan Bosch puentes, plazas, parques, avenidas, proyectos inmobiliarios, escuelas y liceos, y ahora quieren ponerle también el nombre del Padre Fundador al Parque Central que se construye en Santiago (que muy pronto tendrá su propia Ciudad Juan Bosch), como lo decidió una resolución del Consejo de Regidores del ayuntamiento de la Hidalga de los 30 Caballeros. La resolución de los regidores peledeístas, que hace un tiempito fracasaron en su intento de ponerle Juan Bosch a la avenida Circunvalación Norte, ha encontrado la firme oposición del consejal y presidente provincial del PRSC en Santiago, Rafael –Papito– Cruz. El regidor reformista rechaza lo que describe como desmedido culto a la personalidad, que recuerda los tiempos del Jefe, con un argumento digno de consideración: “Debemos limitar toda manifestación de culto a la personalidad, que estamos seguros fue la expresión de la voluntad y la ética política que siempre acompañó al profesor Juan Bosch por su conducta patriótica, cívica y honesta”. Tal vez sea oportuno recordar, para reforzar ese argumento, que la modestia conque vivió su vida, aún siendo Presidente de la República, el fundador del PLD, es legendaria, por lo que puede afirmarse, sin ningún resquicio de duda, que nunca hubiera estado de acuerdo con los hipócritas homenajes de los que no han sabido honrar con sus acciones su ejemplo de honestidad. Como también hubiera reprobado que sus discípulos, que juraron servir al partido para servir al pueblo, se hayan convertido, a su paso por el Gobierno, en verdaderos tutumpotes, algunos de ellos con fortunas tan cuantiosas que harían estremecer de vergüenza al autor de La Mañosa.