Al margen de que pueda tener razón o no el Ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, en su ardorosa defensa de la nueva Ley de Lavado de Activos y Financiamiento del Narcotráfico recién aprobada por el Senado, que definió como “un gran avance” en la lucha contra el crimen y la impunidad, hasta el propio funcionario tendría que reconocer que era inevitable que la opinión pública asociara la exclusión de las bancas de apuestas y lotería de esa nueva legislación con el hecho de que al menos once legisladores –dos senadores y nueve diputados– están vinculados de manera directa con ese negocio. Sobre todo después de escuchar los argumentos con los que se ha querido justificar esa exclusión, pues hacen mas sospechosa la decisión de los legisladores, que no tienen derecho a quejarse de la poca confianza que inspiran, pues desde que la democracia dominicana empezó a utilizar pantalones largos han hecho todo lo posible para perder nuestra confianza y hacernos sentir que no estamos bien representados, con las contadas excepciones que todos conocemos. Lamentablemente es la mayoría la que define el sello distintivo por el que será recordada una gestión, como ocurrirá cuando llegue el momento de pasar balance al largo tránsito del peledeísmo, como fuerza mayoritaria, por el Congreso Nacional. En lo que llega ese momento inevitable alguien debe recordar, aunque solo sea para que no olvidemos lo verdaderamente importante, que en este pobre país que saca tan malas notas en educación hay cinco veces mas bancas de apuestas y de lotería que escuelas, lo que constituye una vergüenza de la que nuestros senadores y diputados no deben seguir siendo cómplices.