La tragedia que acabamos de vivir en Villas Agrícolas tras la explosión de una fábrica de plásticos que hasta ahora ha provocado la muerte de seis personas y mas de un centenar de heridos, ha servido también para que nos recuerden porqué se viene advirtiendo desde hace tiempo que ese populoso sector, al igual que Villa Juana y el Ensanche La Fe, son una bomba de tiempo para sus residentes, que se ven obligados a convivir con industrias que manejan materiales de alta peligrosidad y una gran cantidad de envasadoras y dispensadoras de combustibles. El urbanista Marcos Barinas, consultado por este diario, señaló que hace casi veinte años se diagnosticaron los altos niveles de peligrosidad que por esta causa se registran en esos sectores. Y recordó que en 1999 el Grupo X de Intec realizó un estudio sobre la calidad de vida de sus residentes, que entre sus resultados arrojó que en ese entonces había 30 envasadoras y dispensadoras de gas y gasolina. ¿Cuántas mas se habrán instalado desde entonces para acá? ”Los profesionales nos pasamos advirtiendo esto y los gobiernos locales y central no accionan sobre el peligro en que viven nuestras familias en los barrios. Justo al lado de Polyplas hay una escuela. ¿Qué hace un escuela frente a una industria o una industria frente a una escuela?”. Una pregunta retórica que no se responde con decir que esa escuela fue construida cuando ya estaba allí la fábrica, instalada a principios de la década de los setenta, pues de lo que pretende es evidenciar la imperdonable indolencia de las autoridades que han permitido que miles de familias residentes en Villas Agrícolas, Villa Juana y el ensanche La Fe estén hoy conviviendo, literalmente, con la tragedia que el día menos pensado puede hacer estallar en mil pedazos sus vidas y sus sueños .