Qué se dice
Muerte lenta

<STRONG>Qué se dice<BR></STRONG>Muerte lenta

Nada retrata mejor el anacrónico sistema de salud pública que nos gastamos en este país que las cíclicas y recurrentes crisis que se producen en el hospital Salvador B. Gautier, del Instituto Dominicano de Seguros Sociales, con los servicios que ofrece en su unidad de diálisis a los pacientes con deficiencias renales.

En esta ocasión, según se explicó a reporteros de este diario, la causa es una deuda de la dirección del hospital con la empresa que suple los fármacos y materiales de diálisis, pero el verdadero telón de fondo, la fuente de todos sus males, es el lastimoso estado de indigencia financiera en que ha ido cayendo el IDSS, condenado con absoluta premeditación y alevosía a una muerte lenta pero segura.

La brecha

  Si no estuvo de acuerdo Amable Aristy Castro, un hombre de reconocidas influencias dentro del Partido Reformista Social Cristiano, ni tampoco el ingeniero Quique Antún, su presidente, quien en una comunicación enviada a Diario Libre explica que la decisión emanó de la Comisión Política producto del interés en poner freno a una práctica que está creando muchos problemas al partido colorao, ¿quién alentó, promovió e hizo aprobar en el seno del máximo organismo de dirección reformista el sometimiento del licenciado Carlos Morales Troncoso ante la Suprema Corte de Justicia por el uso de la simbología del PRSC? La pregunta es pertinente porque todo el que conoce la “meneutica”, las interioridades del reformismo, sabe que nada de eso ocurre sin que lo impulse, así sea por trasmano, alguno de los liderazgos que gravitan en su seno, aunque esté claro que la imagen que se quiere ofrecer de las puertas hacia fuera es que se trató de una decisión estrictamente inconstitucional, libre de connotaciones personales, como si se quisiera dejar una pequeña brecha, una posibilidad para el reencuentro de la hoy dividida y fragmentada familia reformista.

Que se aclare

  Pedro Luis Minier, un joven estudiante de bachillerato de 17 años muerto de un balazo durante las protestas que durante tres días consecutivos se han producido en Bayaguana en reclamo de una serie de obras, merecería figurar en la ya larga lista de víctimas colaterales, para usar el lenguaje cínico de la guerra, de las luchas callejeras que libran pueblos y comunidades en demanda de que el gobierno haga tal o cual obra o cumpla tal o cual promesa. Hay un detalle, sin embargo, que puede dar a esta muerte, absolutamente lamentable, un cariz diferente: hay versiones de supuestos testigos oculares que dicen que el joven fue baleado mientras estaba esposado y acostado sobre el pavimento, reducido -como suelen decir los policías- a la obediencia. Todos sabemos, por amarga experiencia, que la Policía da para eso y mucho mas, pero independientemente de los prejuicios no hay dudas de que se trata de una denuncia muy seria que deber ser investigada y aclarada.

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