¿Qué tiene que ver con nosotros el intento de secesión de Cataluña?

¿Qué tiene que ver con nosotros el intento de secesión de Cataluña?

Juan Freddy Armando

Desde hace varios meses, leemos informaciones sobre el intento de algunos líderes de independizar a Cataluña o Catalunya de España. Es la segunda región ibérica (después del País Vasco o Euskal Herria) que en los últimos años expresa intención separatista.

Aunque quienes la promueven argumentan factores históricos, lingüísticos, culturales, nacionales, etc., analizaré el fenómeno, desde la óptica que debe interesar a quienes no somos de allí. Es decir, a partir de la forma en que afectaría a otros puntos del globo, como República Dominicana.

Porque aparte de los problemas internos de España, nos importa la incidencia del hecho en los objetivos de carácter humano que perseguimos para alcanzar un planeta más vivible, armonioso y sustentable. Es el contexto mental, espiritual e ideológico que corresponde aplicarse al análisis del acontecimiento, visto desde aquí.

Si justificamos esta separación –como hacen muchos- basados en las diferencias culturales, históricas que mencionamos al principio, tendríamos apoyar intentos de división que podrían surgir en Suiza, Austria, Canada, Chile (Territorio Mapuche), Bolivia, Irlanda y otros países.

LA UNIÓN MEJOR QUE LA FRAGMENTACIÓN

La historia ha demostrado -con sus obvias excepciones- que económica, cultural y socialmente la unión da mejores resultados para conseguir los propósitos de progreso de los grupos humanos. Buen ejemplo es el de los norteamericanos, cuyos padres fundadores, al realizar su independencia en 1776, esgrimieron el lema-principio: «Hagamos de estas 13 colonias una gran nación». Así pudieron formar su actual poderosa república confederada. Mientras, Latinoamérica (infectada por el mal de la división endémico en la historia de España), actuó como si dijera: «No hagamos caso al propósito de Bolívar de formar una gran patria común uniendo nuestros países; peleémonos entre los padres fundadores de cada una por poder y dinero, y convirtámonos en pedazos paupérrimos”.

¿Cuál es la causa de la diferencia de actitud de estadounidenses y latinoamericanos? Es sencilla: La mentalidad contenida en los estilos de los conquistadores de ambos. Se nota en dos sencillas palabras-guías que orientaron a unos y otros. A los primeros los guió la palabra PLANTATION. O sea, vinimos a plantar, sembrar, cultivar, quedarnos e integrar a nuestra conquista a las tierras y sus habitantes autóctonos. Los segundos se guiaron por la palabra ORO. Es decir, buscar oro, llevarlo, enriquecernos expoliando las riquezas de las nuevos lares y sus nativos.

Muchos estudiosos del acontecer histórico y sociológico justifican y explican el afán de independencia de Cataluña viéndolo como un acontecimiento interno, de larga data en el devenir de España. Pero nuestra opinión sobre esto ha de basarse en preguntarnos qué conviene más al desarrollo de la humanidad en este caso, si la unión o fragmentación. Fundamentados en prevenir o vislumbrar qué consecuencias podría traer el mundo ese ejemplo de secesión, el cual podría hacer viral, como la caída en serie de las fichas de dominó.

No es tan sencillo como si estuviésemos apostando a un equipo: el Escogido, Licey, Estrellas o Águilas del béisbol dominicano; o de fútbol de Bilbao, Madrid o Barcelona. Se trata de algo mucho más trascendente, pues el fanatismo deportivo no implica ninguna responsabilidad con el destino de los hombres y mujeres. Urge verlo desde la óptica de cuáles son los mejores intereses humanos que pueden ser afectados por el fenómeno.

Marx enseña a ver los acontecimientos en desarrollo y contextualizados. El éxito en estos propósitos divisionistas desataría más fragmentaciones en el mundo. Y probablemente una de las explicaciones de una España menos avanzada que otros países de Europa podría ser su mentalidad autoseparatista. Muchos de sus ciudadanos no quieren ser llamados españoles, sino vascos, catalanes, gallegos, andaluces, extremeños, flamencos, castellanos, aragoneses. Obviamente, la secesión dificulta los logros, pues “La unión hace la fuerza” y «Reino dividido es reino perdido».

RIESGO: QUE SE EXPANDA LA PÓLVORA DE LA DISPERSIÓN

Finalmente, y volviendo al grande y admirable ejemplo de los Estados Unidos. Actuando con espíritu de unión, sus padres fundadores trabajaron juntos con claros propósitos. Por ello, son los inventores de la democracia moderna, ya que los griegos crearon la antigua. Como he dicho antes, no siguieron el camino de los fundadores latinoamericanos, quienes inauguraron nuestras repúblicas matándose en guerritas intestinas fratricidas autodestructivas, en vez de unificar, construir y desarrollar.

Los EEUU, en cambio, llegaron al colmo de ser la única nación en el mundo que ha sido capaz de armar una guerra por no dividirse: la de Secesión 1861-1865. ¿Hubiera sido más conveniente para ellos que los estados sureños se independizaran?  Ab Lincoln y sus hombres hicieron lo correcto: mantener la unión.

Se argumentará que el fenómeno es distinto al español de hoy, que no había diferencias de idiomas, historia, razas, etc. Pero, entonces, en los siguientes tres ejemplos de diferencias lingüísticas y culturales ¿es conveniente que mapuches chilenos, santacruceños y trinidenses bolivianos o quevequianos canadienses se separen de sus respectivas naciones? Se dirá que cada caso es único e irrepetible, que no es válido juzgarlo a partir del otro. Pero la historia, como toda ciencia parte de ambas visiones: la del hecho en su movimiento interno y la de compararlo con otros similares, tomando en cuenta lo común y diferente que puede haber en su sincronía y diacronía, como diría Ferdinand de Saussure.

En ese sentido, las opiniones y actuaciones de la gente sensata y ética deben ser las de presionar para que la balanza se incline hacia dos conveniencias: la que sea mejor para al conglomerado particular afectado y la mejor para la humanidad en su conjunto.

Visto con sentido común y buen sentido, el intento catalán de establecimiento de territorialidad particular (herencia negativa de nuestra similitud con otros animales que definen territorios, y auspician la manada propia contra las demás, proveniente de la vieja horda primitiva) lo más conveniente para la convivencia de España y el mundo es el mantenimiento de la unión del reino, aplicando la regla de oro de los estadounidenses: unidad en la diversidad; leyes particulares y leyes generales que les permiten aprovechar la individualidad en la colectividad.

Los separatistas dicen “España nos roba”, esgrimiendo que otras regiones viven de la gran producción de Cataluña, y por eso quieren independencia. Sin embargo, en estos días he leído en internet el primer resultado negativo de esta incitación divisionista. Lo ha sufrido la propia región separatista. Se informa que ha surgido un fuerte movimiento secesionista en dos de las más productivas ciudades del reino -Barcelona y Tarragona- queriendo independizarse de Cataluña, bajo el lema “Cataluña nos roba”.

Estas consecuencias son las que debemos evitar todos el mundo: los estallidos de una pólvora mundial de fragmentación. Esto es lo que tiene que ver este hecho interno de España con todos nosotros los humanos de todas partes. Y es lo que explica este artículo.

 

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