¿Quién le pondrá el cascabel a los motociclistas?

¿Quién le pondrá el cascabel a los motociclistas?

Ha sido impresionante el número de motociclistas que han perdido la vida en el feriado de Navidad y Año Nuevo, causados por la imprudencia de los conductores de estos vehículos de dos ruedas en el cual el chasis lo suministra el conductor. Sin embargo, los que utilizan este medio de transporte, al parecer no tienen miedo a perder lo más preciado del ser humano: la vida.
Según las estadísticas suministradas por el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), de un total de 1,213 accidentes de tránsito de los cuales el 87% de los 31 fallecidos, eran motociclistas. Esta cifra debe mover a reflexiones de parte de las autoridades que rigen el tránsito, tanto en las ciudades, como en las carreteras, ya que las leyes son olímpicamente violadas, sin que tanto la Policía Nacional, como los agentes de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), puedan ponerle coto a tantos desmanes que realizan los conductores de motos, algunos de alta cilindrada.
En los pueblos, mayormente los ciudadanos de escasos recursos se trasladan en motocicletas de poca cilindrada, pero sin casco protector en la cabeza, tres y hasta cuatro pasajeros incluidos bebés, sin luz trasera y hasta lo hemos vistos, transportando cilindros de gas, varillas de construcción, tubos plásticos y hasta colchones en la cabeza del conductor y el pasajero.
¿Razones por las cuales no son detenidos, multados o encarcelados? Todos pertenecen ala denominación social PDF (Padres de Familia), lo cual les otorga patente de corso para cometer cualquier falta o irregularidad, aún la misma sea grave, como el hecho de conducir sin apenas tener un permiso otorgado por el INTRAN. En los campos el caos es peor. Los jóvenes pasan directamente del burro o el caballo, sin pasar por patines o bicicletas, al lomo de una moto 50, que le permite ejercer el mal denominado “motoconcho”, que si bien les permite llegar con mayor celeridad debido al taponamiento del tránsito; ocasionan muchas veces lamentables accidentes, debido a la conducción zigzagueante entre los vehículos.
Aunque no se crea, a los conductores de motocicletas las autoridades de tránsito le permiten, si son partícipes de un engendro denominado “delivery” que transiten por las aceras para evitar los taponamientos y llegar al tiempo establecido por el suplidor para la entrega rápida, so pena de recibir una penalización por no llegar a tiempo.
En las carreteras, especialmente en horas de la noche, desprovistos de cascos para la cabeza, se movilizan a grandes velocidades, apenas con luz delantera, en donde la trasera brilla por su ausencia. En noches obscuras, he frenado a pocos metros de uno de estos desaprensivos, que sin mostrar valor por sus vidas, le pueden ocasionar a un prudente conductor, un accidente que puede ser, en el peor de los casos mortal, malogrando con ello, la vida de un ciudadano, que puede perder su trabajo por dictársele prisión preventiva y además, tener que reparar su medio de transportación si no posee un seguro “full”.
En este fin de año, llegamos a observar, carreras de motocicletas entre jóvenes aparentemente borrachos o drogados, en los cuales, para salir con mayor velocidad, empiezan el maratón con las ruedas delanteras despegadas del pavimento, todo lo cual, si el suelo está mojado, se producen deslizamientos que producen diferentes traumas y son los que pueblan el hospital Darío Contreras y otros traumatológicos en el interior.
Somos conscientes de que muchos padres de familia no pueden comprar un automóvil y, por lo tanto, se deben desplazar en motocicletas. Sin embargo, estos deben cumplir con las leyes y sacarle placa y seguro de ley, para evitar que cuando suceda un accidente, una de las partes, al no tener seguro, salga perjudicada, ya que por ser PDF, los tribunales les aplican sanciones benignas, que a la postre estimularán el seguir delinquiendo.
Es hora que las autoridades sean más estrictas con los dueños absolutos de las aceras y sin tomar la decisión drástica de incautarles las motos, se les obligue a asistir a cursillos de los cuales puedan sacar provecho y obtener los conocimientos legales mínimos para un mejor comportamiento cívico.

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