¿Quién le pone el cascabel al gato?

¿Quién le pone el cascabel al gato?

Parece que la ley de Seguridad Social no prevé medios para comprobar la fidelidad de los datos que aportan las empresas sobre la inscripción de sus trabajadores en el Fondo de Pensiones, y para emprender acciones judiciales en caso de falsedad. Y yéndonos un poquito a los extremos, parece que nadie está dispuesto a hacerle frente a las empresas acusadas de inscribir trabajadores en el Fondo de Pensiones haciendo figurar salarios inferiores a los que en realidad devengan.
Aunque dirigentes de asociaciones empresariales han sugerido la modificación de la ley de Seguridad Social para dar a la Superintendencia de Pensiones facultades de fiscalización sobre esa materia, nadie ha motorizado iniciativas para tal modificación. Ni siquiera se ha informado de resultados de investigaciones que hayan sido realizadas atendiendo a las abundantes denuncias de falsedad en las inscripciones para el régimen de pensiones.
Hasta las centrales sindicales han tocado de manera tangencial el abuso que se comete contra los derechos de los trabajadores. Ojalá el Ministerio de Trabajo, amparándose en cualquier resquicio legal, se anime a cruzar datos salariales de trabajadores con los registrados en el Fondo de Pensiones, para sacar un índice de fidelidad en esta materia. Es hora de que alguien se atreva a ponerle el cascabel al gato.

Por una solución integral

Los municipios de la provincia Santo Domingo tienen en común serias dificultades para disposición definitiva de los desperdicios sólidos. A Duquesa, que nunca llegó a ser el relleno sanitario que se pretendió en principio pero que ha servido de destino final, se le está acabando el tiempo de vida útil. Parece llegado el momento de pensar en una solución unificada para toda la provincia.
En varias ocasiones se ha planteado la necesidad de un plan maestro en el que compartan responsabilidades todos los municipios de Santo Domingo para convertir Duquesa en un auténtico relleno sanitario y crear en cada demarcación centros de clasificación de desperdicios con miras a reciclaje y otros fines. Es hora de desempolvar y actualizar los estudios hechos para estos fines por organismos como el BID. Es hora de pensar en grande.

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